Después del fracaso en las elecciones legislativas, George Bush se sentó a analizar cuáles serán los cambios en la ocupación de Irak, entre los que estaría la incorporación de los demócratas y de Tony Blair al debate. El presidente estadounidense se reunió ayer con el llamado Grupo de Estudio sobre Irak, un equipo bipartidista e independiente que está preparando un informe con críticas y propuestas a la dirección que mantuvo el gobierno desde la invasión de 2003. Fue sólo una reunión preliminar, sin propuestas concretas. Una de ellas podría ser, según adelantó la prensa, la inclusión de Irán y Siria en el proceso de pacificación iraquí. Esta propuesta ya había sido esbozada por el premier británico, quien la volvió a defender anoche. “Lo esencial de la respuesta a la situación actual en Irak se halla en el exterior de las fronteras de ese país”, afirmó.

La victoria aplastante de los demócratas la semana pasada forzó a Bush a poner primero en su agenda la situación de Irak, y con ella la de todo Medio Oriente. Por eso se reunió ayer con el Grupo, dirigido por el ex secretario de Estado de su padre James Baker. Y por eso, también, el jefe del Comando Central Estadounidense, el general John Abizad, realizó ayer una visita sorpresa a Bagdad para reunirse con el premier iraquí, Nuri al Maliki, y reafirmarle el compromiso de la Casa Blanca con el proceso de pacificación de ese país. El viaje del máximo jefe militar estadounidense para esa región coincidió con un momento de fuerte inestabilidad política.

Poco se sabe de lo que se habló en la reunión del panel bipartidista, el presidente Bush y algunos de sus principales coolaboradores: el vicepresidente, Dick Cheney; el consejero de Seguridad Nacional, Stephen Hadley, y el jefe de Gabinete de la Casa Blanca, Joshua Bolten. Bush habló con la prensa y se mostró contento. “Comienzan a entender que la victoria conlleva responsabilidades”, afirmó. Para la Casa Blanca fue una oportunidad para intercambiar ideas; para los medios, un intento de Bush para conocer de antemano cuáles serán los ejes del informe. El Grupo, dirigido por Baker y el ex congresista demócrata por Indiana Lee Hamilton, tendrá una videoconferencia hoy con Blair.

En estos días, en Washington todos están discutiendo qué hacer con el pantano en el que se ha convertido Irak. Tantos los republicanos como los demócratas están divididos en este tema. Los primeros reconocen que la política actual ha sido rechazada de forma contundente por la opinión pública en las últimas elecciones. Sin embargo, siguen sosteniendo que una retirada temprana de las tropas llevaría a un caos aún mayor en Irak y en Medio Oriente. Este mismo miedo es compartido por algunos demócratas, que temen que un repliegue provoque una derrota humillante para el país, como fue Vietnam. Otros miembros importantes de la oposición, en cambio, ya están fijando una fecha para el inicio de la retirada de los soldados.

El tema está tan presente en Washington que una de las primeras declaraciones que hizo el primer ministro israelí, Ehud Olmert, cuando llegó a Estados Unidos el domingo fue sobre Irak. “Si hay un retiro prematuro antes de que Irak tenga un gobierno robusto, con una autoridad fuerte, que pueda prevenir que el país caiga en una guerra civil, Estados Unidos deberá pensar en las posibles ramificaciones en los países árabes vecinos con gobiernos moderados”, le dijo al diario The Washington Post y al semanario Newsweek.

Olmert no es el único que está analizando el conflicto desde una lógica regional. En el Grupo de Estudio sobre Irak hay quienes estarían a favor de incluir a Irán y Siria en la pacificación de la nación iraquí, como también proponen algunos demócratas y Blair, quien ayer le pidió a Teherán que coopere para conseguir la paz en Irak. Pero la nueva estrategia de Bush por ahora no llega tan lejos.