Jueves, 30 de noviembre de 2006 | Hoy
EL MUNDO › MARGARITA LOPEZ MAYA, HISTORIADORA, A TRES DIAS DE LAS ELECCIONES
Según la respetada académica, la participación de la oposición en las elecciones del domingo es síntoma de un avance para la “democracia política” en Venezuela. En qué difieren los modelos de Chávez y Rosales y cuáles son los debates que vienen.
Por Lucía Alvarez y Diego González
Desde Caracas
Margarita López Maya, historiadora, doctora en Ciencias Sociales y profesora de la Universidad Central de Venezuela, dice que con las elecciones del domingo Venezuela avanza hacia una “normalidad”. Opina que el opositor Manuel Rosales es un candidato de transición y que en el entorno del presidente Hugo Chávez coexisten diferentes visiones de cómo encarar el futuro. En esta entrevista, López Maya elogia al gobierno por profundizar la “democracia social”, pero advierte que está en deuda en la promoción de la “democracia política”. Es una voz a la que se recurre para entender la realidad venezolana.
–¿Qué evaluación hace del desarrollo de la campaña electoral?
–Esta quizás es la campaña más convencional desde el año 1998, incluso la de ese año fue más agresiva. Si bien el proceso electoral es más polarizado que en otros países, en este caso, y como han prevalecido los sectores más democráticos de la oposición, se puede decir que estamos avanzando hacia una normalidad.
–¿Qué significado tiene la decisión de la oposición de participar de los comicios con una candidatura única?
–La oposición, desde el momento que decidió unificarse e ir con la candidatura única de Rosales, se ha ido fortaleciendo. Si se retiran sería un error más en una oposición que no ha dejado de cometer errores, pero más grave porque puede significar una turbulencia que no se sabe dónde puede terminar. De lo contrario, si se deciden a reconocer el resultado electoral, eso llevaría a la construcción de un piso desde el cual armar un contrapeso. Desde el principio, el bolivarianismo no ha tenido ninguna contraparte y sería bueno para la democracia política. Creo que este gobierno hace mucho hincapié en una democracia social, pero tiende a subvalorar la democracia política.
–¿Cree que Rosales puede consolidarse como figura de la oposición de acá en adelante?
–Rosales puede ser un líder de transición, porque todavía tiene un pie en el pasado: veinticinco años de militancia en Acción Democrática, con unos antecedentes muy ligados a la fase insurreccional, como la firma del decreto de Carmona. El ha logrado mostrarse como líder unitario, pero va a perder, porque él no es una opción para los sectores populares. En los barrios sigue representando viejos intereses. Si él se mantiene van a quedar las bases para un espacio donde puedan surgir nuevos líderes.
–¿Qué representan las dos propuestas?
–El socialismo del siglo XXI no es una propuesta clara, pero hemos visto al gobierno y sabemos cuáles son las prioridades: interés en la reconstrucción de un Estado, las políticas sociales. En términos de avance, Chávez ha puesto en primer lugar el problema principal de esta sociedad, que es la pobreza y la exclusión; ahora la gente sabe que tiene que reclamar sus derechos. Aun así, yo creo que se ha prometido mucho, y se debe empezar a responder con más hechos. El proyecto de la oposición, en cambio, no queda claro por los espacios políticos que nuclea. No se sabe cuál es la propuesta en política petrolera, cuando en el caso de Chávez es clarísima. Rosales no puede decir que su política será enfrentarse a enormes poderes para hacerse cargo de la industria petrolera desde el Estado y desde allí redistribuir la renta para costear los planes sociales como es el caso de Chávez, pero tampoco puede decir que va a volver a la apertura petrolera. Tiene entonces que dejar ambigüedades.
–¿Hacia dónde ve que va a avanzar el proceso con la reelección?
–Depende de lo que resulte, de cómo el chavismo lea lo que dicen las elecciones. Todavía estamos dentro del capitalismo, de unas políticas desarrollistas, de la recuperación de la empresa petrolera. La economía venezolana no se sabe si está repitiendo la historia de los años setenta. El gobierno ha sido muy confuso en lo económico; fue hacia un modelo muy parecido al de sustitución de importaciones, tratando de hacerlo mejor, con un esfuerzo por crear e invertir en innovación tecnológica, por crear patrones de consumo más cercano a lo que nosotros producimos. El caso de la entrada de Venezuela al Mercosur es otro ejemplo, porque un problema de ese modelo era que no tenía suficientes mercados. Pero dentro del chavismo no hay un consenso con esto. En el gobierno yo creo que la mayoría de los ministros, sobre todos los militares, piensa en desafíos como el de institucionalizar las misiones, que no sean una emergencia, sino que se construyan como políticas de Estado, y la gente está votando por eso, y cree que es algo que Rosales no le puede dar. Aun así, la retórica de Chávez y la intención de varios funcionarios se encaminarían por el avance hacia otro lado. La duda es quién es el entorno más cercano.
–¿Qué le parece que representaría la reelección en lo internacional?
–La política internacional de Venezuela no depende mucho de los resultados del 3 de diciembre. Creo que fueron más importantes los resultados del estilo frontal con los Estados Unidos afuera, como en la ONU. La búsqueda de una multipolaridad no se va a modificar.
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