El buque petrolero “Prestige” todavía está derramando combustible, cuatro años después de que se descompuso y hundió en el noroeste de España, convirtiendo al más fino criadero de mejillones de Europa en una sábana negra de sedimentos. Cerca de 23 mil toneladas de petróleo atrapadas dentro de las paredes corroídas de la nave podrían escaparse y producir una nueva catástrofe ambiental, según advirtieron los científicos.

Pérdidas de petróleo salieron a la superficie desde el barco esta semana, contradiciendo los análisis oficiales que aseguraban que la nave se mantendría intacta hasta 2025. Los investigadores temen que un “rápido derrame” de petróleo pueda contaminar las aguas de la costa otra vez. El “Prestige” fue drenado y sellado después que se hundiera a 250 kilómetros de la costa de Galicia en 2002, lanzando al agua su cargamento de más de 37 mil toneladas de petróleo. Los sedimentos convirtieron la orilla española en el desastre ambiental más grande de la historia del país y devastaron la vida de las comunidades que dependían de la pesca.

El entonces gobierno conservador le pagó 128 millones de dólares al conglomerado petrolero Repsol para extraer el petróleo derramado y sellar las fisuras de la nave. Un informe oficial había insistido en que los tanques en donde estaba guardado el petróleo se mantendrían estables hasta 2025, cuando el crudo que quedaba –supuestamente unas 700 toneladas– se dispersaría sin peligro, debido a un tratamiento bacteriano especial.

Pero un informe posterior, realizado por científicos marinos, advirtió en 2004 que el hundimiento aceleraría la corrosión y produciría grietas cuatro años después del accidente. El informe aseguraba que al menos el 30 por ciento del cargamento se mantendría dentro de la nave, convirtiendo al barco en una fuente de polución inmediata y duradera.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.