Faltaban quince minutos para que se cumplieran las 24 horas de la Marcha de la Resistencia. Sobre el escenario montado en uno de los costados de la Plaza de Mayo, las Madres desplegaron la bandera: “Buscamos verdad, buscamos justicia, buscamos a Julio”. La respuesta fue inmediata: “Ahora, ahora, resulta indispensable, aparición con vida y castigo a los culpables”. Escuchar la vieja consigna hacía poner la piel de gallina. La ausencia de Jorge Julio López, testigo clave en el juicio contra Miguel Etchecolatz y desaparecido desde hace más de dos meses, fue la presencia principal de la movilización.

“Seguimos resistiendo. Por la Verdad y la Justicia contra la impunidad. Aparición con vida de Jorge Julio López”, fue la reivindicación principal de la 26ª Marcha de la Resistencia convocada por Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Abuelas de Plaza de Mayo, Familiares de Desaparecidos y Detenidos por Razones Políticas, Hermanos de Desaparecidos e Hijos (Hijos por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio). Ayer por la mañana, en el marco de la marcha, representantes de esas organizaciones se entrevistaron con el presidente Néstor Kirchner (ver aparte).

Alrededor de la Plaza, varios carteles reflejaban otros reclamos: “Cárcel común y efectiva a los genocidas”, “Restitución de su identidad a los hijos de los compañeros apropiados por la dictadura”, “Más testigos, más protección, más Justicia”.

La marcha comenzó el miércoles a la tarde. Los que se fueron turnando para caminar durante 24 horas alrededor de la Pirámide de Mayo estuvieron acompañados por música en vivo y por una radio abierta. Después de las tres de la tarde la ronda comenzó a poblarse, aunque muchos seguían refugiados en el sector que da a Rivadavia porque había algo de sombra. Allí estaba la mesa de Familiares, organización que cumple 30 años y que había instalado carteles con fotos y recortes de prensa que recorrían todo ese tiempo. También estaban los Familiares de Jujuy y de Tucumán. Estos últimos habían llevado un mapa con los 33 centros clandestinos que funcionaron en esa provincia. En otro sector se instaló la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, que informaba sobre la campaña por cien sentencias en los juicios por violaciones a los derechos humanos. Los Hijos exhibían un mapa con los domicilios de los represores que fueron escrachados y el Instituto Espacio para la Memoria repartió un “diario de la marcha” e instaló grandes carteles con fotos históricas. Varios jóvenes repartían los mensuarios de las Abuelas con testimonios de los nietos que recuperaron su identidad.

Juan Cabandié y Manuel Goncalves, dos de los nietos, participaron de la radio abierta. “Ninguno de nosotros va a sentir miedo. Las Madres y las Abuelas no lo tuvieron cuando las corrieron a caballo en esta plaza. No nos van a parar hasta tener a Julio con nosotros”, dijo Goncalves en relación con la desaparición de López y con la ola de amenazas que le siguió.

A unos pasos, Fred y Christian, dos turistas suizos, enfocaban sus cámaras digitales hacia las Madres. “Casi lo único que sabíamos de Buenos Aires es las Madres de Mayo”, le dijeron a Página/12 para justificar su presencia, aunque no sabían que éste era un día especial.

A las tres y media llegó la Asociación de Madres de Plaza de Mayo que lidera Hebe de Bonafini, que si bien suspendió su participación en las Marchas de la Resistencia, sigue haciendo la ronda de todos los jueves.

A las cinco y media, y después de un homenaje al pastor José de Luca, fundador del Movimiento Ecuménico por los Derechos Humanos que murió hace unas semanas, llegó la hora del cierre. “Hace 25 años y en plena dictadura militar comenzaba en esta plaza la primera Marcha de la Resistencia. La consigna: por la aparición con vida de los detenidos desaparecidos. En esos momentos no nos preocupaba la verdad y no pensábamos todavía en la exigencia de justicia. Sólo reclamábamos que nos devolvieran con vida –porque así se los habían llevado– a nuestros queridos”, leyó Nora Anchart del comunicado elaborado por los organismos convocantes. Después de hacer un repaso por las 26 marchas, recordó que la consigna volvió a ser “aparición con vida” y atribuyó la desaparición de López a “una contraofensiva de sectores reaccionarios contra el juicio y castigo a los genocidas”. Señaló que “la Justicia está empezando a caminar muy lentamente” y que la “única manera de terminar con la impunidad es la celeridad de los juicios”. Además, remarcó que “es indispensable la depuración de los jueces de primera y segunda instancia y de la Cámara de Casación que demuestran su voluntad de no avanzar”.

Sobre la situación social, el documento señaló que “aunque los índices dicen que ha bajado el desempleo, que ha disminuido el empleo en negro, que hay menos indigentes, la realidad de nuestro pueblo es todavía la de un país con graves problemas de inequidad y de injusta distribución de la riqueza”. Los organismos de derechos humanos evitaron criticar a Kirchner al señalar que la situación era “fruto de la herencia de los gobiernos anteriores”. Pero igual mencionaron que “la macroeconomía parece divorciada de los problemas de millones de argentinos” y que “el país por el que lucharon nuestros detenidos desaparecidos, los asesinados, los torturados, los que sufrieron la prisión y el exilio externo e interno, todavía es una utopía”. Después se soltaron globos celestes y blancos con la cara de Julio López y el reclamo de aparición con vida.