Los diputados y senadores federales brasileños vuelven a la carga. Si bien desistieron del aumento salarial de 91 por ciento que se habían asignado y que fue anulado por la Corte Suprema, pelearán en el plenario del Congreso para obtener un incremento de 28,4 por ciento. A las decenas de protestas suscitadas esta semana por el “salariazo legislativo” se sumó ayer el obispo de Brasilia, Joao Braz de Aviz. Durante una misa en la que estaban presentes los titulares de la Cámara de Diputados, Aldo Rebelo, y del Senado, Renan Calheiros, acusó a los legisladores de estar distantes de la sociedad. “Ese tipo de actitud mata el espíritu navideño”, dijo el prelado. Al mismo tiempo, el gobierno y los sindicatos llegaron a un acuerdo para el aumento del salario mínimo.

El jueves pasado, las jefaturas de los bloques de la Cámara baja y del Senado habían acordado aumentar el salario para 2007, pero la medida fue rechazada por la Corte Suprema, que consideró que sólo puede ser otorgado mediante una votación en el plenario de ambas cámaras. Por ello los legisladores deben presentar un proyecto antes del viernes, cuando termina el período legislativo. Para no volver a enfrentar el repudio de la sociedad brasileña, los legisladores hicieron una nueva propuesta, que consiste en un aumento de 28,4 por ciento, de acuerdo con la inflación acumulada en cuatro años.

“Hay grandes chances de retroceder en el aumento y que éste sea de 28,4 por ciento. Tenemos la obligación de escuchar a la sociedad”, afirmó el diputado Rodrigo Maia, jefe del bloque del conservador Partido del Frente Liberal (PFL), que había votado el “superaumento” la semana anterior. Fuentes parlamentarias no descartaron que algún diputado o senador proponga en el plenario mantener y aprobar el aumento de 91 por ciento, pero los jefes de los bloques creen que no habrá clima para votar la propuesta después de la ola de indignación que causó.

La votación del “salariazo” fue uno de los motivos del intento de homicidio perpetrado el lunes por una mujer de 45 años, que apuñaló en Salvador al diputado federal Antonio Carlos Magalhaes Neto. Además, las dos centrales sindicales brasileñas repudiaron con manifestaciones en Brasilia y San Pablo el aumento de 91 por ciento y lo contrastaron con la propuesta de incremento del salario mínimo. Justamente ayer, el gobierno y los sindicatos alcanzaron un acuerdo para un aumento del 8,6 por ciento, una tasa superior a la inflación, que este año alcanzaría un 3 por ciento. Según el acuerdo, el salario se incrementará de 350 a 380 reales (176,30 dólares) en marzo o abril del año que viene. Mientras el ministro de Hacienda, Guido Mantega, había propuesto inicialmente un aumento de 4,6 por ciento, los sindicatos exigían un alza del 20 por ciento. El acuerdo salarial requiere ahora la aprobación del Congreso y del presidente Lula.