Desde Nueva York

Seis grandes potencias en las Naciones Unidas llegaron a un acuerdo ayer para expandir las sanciones contra Irán porque éste sigue negándose a ponerle fin a su programa nuclear. Se espera que todo el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas apruebe la resolución que incorpora las nuevas medidas a principio de la semana que viene. Los cinco miembros permanentes del Consejo –Estados Unidos, Francia, Rusia, China y Reino Unido–, junto con Alemania, fueron sorprendentemente rápidos para llegar a un acuerdo de las sanciones adicionales, después de que Irán ignoró la anterior resolución adoptada en diciembre pasado, que exigía que suspendiera todo el enriquecimiento de uranio durante 60 días. “Irán no cumplió”, dice el nuevo borrador, basándose en el último informe de la Agencia Internacional de Energía Nuclear de la ONU.

En tono estridente anoche, el presidente iraní, Mahmud Ahmadinejad, no mostró remordimiento, se burló de Occidente y advirtió que las sanciones sólo endurecerían la posición de su país. Teherán niega las acusaciones de que sus actividades nucleares estén dirigidas a desarrollar armas e insiste en que son sólo para generar energía. “Al usar al Consejo de Seguridad como un instrumento, los enemigos de Irán quieren evitar el progreso de la nación iraní”, declaró Ahmadinejad. “Pero el Consejo de Seguridad todavía no tiene legitimidad entre las naciones del mundo. Si todos ustedes se reúnen e invitan también a sus ancestros del infierno, no podrán detener a la nación iraní”, agregó el mandatario iraní, que advirtiendo el clima de consenso entre las potencias del Consejo de Seguridad ya había salido a rechazar las nuevas sanciones ayer por la mañana.

Como antes, la nueva resolución de las Naciones Unidas es un compromiso entre aquellos que quieren castigar más contundentemente a Irán ahora, especialmente Estados Unidos, y dos estados que defienden una postura más moderada, China y Rusia. Aun así, las medidas adicionales no son insignificantes. Introducen una prohibición en la exportación de armas de Irán, desalientan la venta de grandes items de armamentos, incluyendo tanques, aviones y helicópteros a Irán y aumentan las restricciones de viaje y financieras a un número mayor de empresarios iraníes e individuos. Algunos bancos iraníes sufrirán el impacto directo, así como el Cuerpo Revolucionario Iraní que tiene una amplia gama de negocios. Estas sanciones se sumarán a las que ya había impuesto el Consejo, restringiendo los viajes internacionales de varios dirigentes iraníes y bloqueando el comercio de cualquier bien o servicio que pudieran ser utilizados en el programa de energía nuclear que lleva adelante Teherán.

En otro intento para aislar al régimen, el texto borrador “llama a todos los estados e instituciones internacionales financieras” a retener toda asistencia económica al gobierno de Irán, incluyendo nuevos préstamos, salvo que estén claramente dirigidos a necesidades humanitarias. El nuevo texto fue introducido formalmente a todo el Consejo de Seguridad. Los quince miembros recibieron el borrador anoche de mano de Emyr Jones Parry, el embajador británico y el responsable de dirigir las negociaciones entre las seis potencias.

Aunque se puedan necesitar una días para debatir, el texto no se enfrentará con una oposición seria. El propio presidente George Bush aseguró que espera que se apruebe la resolución en los próximos días. Alejandro Wolff, el embajador de Estados Unidos en funciones, mientras tanto se declaró “satisfecho con el resultado logrado”. “Hay muchas cosas que hubiéramos querido que se manejaran de manera diferente. Creo que es una declaración válida que todos los miembros”, agregó.

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.

Traducción: Celita Doyhambéhère.