El gobierno ecuatoriano se anotó una nueva victoria. En medio de un enorme operativo de seguridad, el presidente del Congreso, Jorge Cevallos, aceptó tomar juramento a veintiún diputados suplentes, que esperaban desde la madrugada dentro del edificio. La oposición repudió la sesión y algunos partidos, como el Social Cristiano, expulsaron a sus suplentes, que asumieron sin permiso. En el oficialismo, en cambio, ayer finalmente respiraron tranquilos. El Congreso recuperó el quórum que necesitaba para sesionar, poniéndole fin a la crisis, y el gobierno podría estar frente a su primera mayoría parlamentaria aliada.

La peripecia que terminó en la oficialización de los veintiún diputados suplentes comenzó ayer a las cuatro de la mañana. Transportados en dos colectivos de la policía, veintidós legisladores suplentes pasaron el cordón de seguridad e ingresaron al Congreso. Según reconoció una importante fuente del gobierno a Página/12, el operativo había sido planeado la noche anterior en una reunión entre los suplentes y funcionarios del Ejecutivo. Las horas pasaron hasta que el presidente del Congreso decidió llamar a un debate como antesala a la jura de los veintiún suplentes (uno de los legisladores no pudo asumir porque no había entregado su declaración jurada). Con discursos encendidos, las minorías aliadas de Correa apoyaron la asunción de los reemplazantes, que sin más obstáculos juraron por Dios y la patria.

Además de los suplentes, también participaron de la sesión los treinta diputados que apoyan al gobierno y a la Asamblea Constituyente. Para el diputado destituido del PSC Luis Fernando Torres, el gobierno aprovechó la crisis para asegurarse una mayoría parlamentaria. “Esta nueva bancada de veintiún diputados va a trabajar para el gobierno”, le dijo a este diario Torres. El dirigente opositor destacó que las dos diputadas suplentes de su partido que asumieron ayer nunca avisaron lo que harían. Sociedad Patriótica y el PRIAN, las dos fuerzas opositoras más fuertes, también se enteraron por las cámaras de lo que sucedía. Ninguno de los dos partidos quiso hablar ayer y todavía no quedaba claro si expulsarán a los militantes que asumieron sin su permiso o si intentarán utilizarlos para volver a ganar injerencia dentro del Legislativo.

En los pasillos del Congreso ya se rumoreaba que el número de suplentes en funciones podría elevarse a veinticuatro en los próximos días. Desde el gobierno reconocieron que seguían conversando con los veintiséis reemplazantes que todavía no asumieron. Por el momento, los veintiún que tomaron juramento ayer ya crearon una nueva bancada, con el nombre de Dignidad Nacional. Su líder, Miguel Castro, no quiso adelantar si mantendrán sus vínculos con sus partidos o si se acercarán al gobierno.

Cuando el presidente Rafael Correa asumió, en enero pasado, todos los analistas coincidían en que le sería muy difícil gobernar, ya que no tenía un apoyo claro en las principales instituciones estatales. Sin embargo, en sólo dos meses, el joven ex ministro de Economía parece haber conseguido cooptar al crucial Tribunal Electoral y, ahora, a una importante porción del Poder Legislativo.