Después de cinco años de incertidumbre, la familia de la ex candidata presidencial colombiana Ingrid Betancourt recibió buenas noticias. El mensajero fue un suboficial de la policía colombiana que logró escapar de las FARC después de más de ocho años de cautiverio. “La doctora Ingrid está bien de salud, hace mucho ejercicio, escribe, escucha radio y recorta las noticias que sobre ella publican los periódicos. Durante todo su cautiverio, ha intentado escapar cinco ocasiones”, contó ayer John Frank Pinchao, en el palacio presidencial, frente a decenas de periodistas.

Pinchao tenía 24 años cuando se lo llevaron junto a otros 61 compañeros más, a finales de 1998. Fue después de los sangrientos enfrentamientos entre la guerrilla y la policía en Mitú, la capital del departamento sureño de Vaupés, que finalmente fue tomada por las FARC. Cincuenta y cuatro de los secuestrados fueron devueltos poco después en una entrega masiva de militares de bajo rango que hizo unilateralmente la principal guerrilla colombiana. Sólo quedaron Pinchao y otros oficiales de mayor rango. Pero el 28 de abril pasado, después de planearlo durante los últimos dos años, el suboficial colombiano logró aprovechar un descuido de sus guardias y adentrarse en la selva hasta perderse. Caminó 17 días sin rumbo a sólo kilómetros de la frontera con Brasil, hasta que un comando antinarcóticos lo encontró.

Pinchao es el segundo rehén que logra escaparse de los campamentos de las FARC en lo que va del año. El primero fue el actual canciller Fernando Araújo, quien sólo días después de volver con su familia fue nombrado en el cargo para reemplazar a María Consuelo Araújo, una aliada del presidente Alvaro Uribe cuestionada por los vínculos de su familia con los paramilitares. Pero a diferencia del canciller, Pinchao volvió con mucha información. Contó sobre la situación de muchos de los secuestrados más famosos, como Betancourt, su ex compañera de fórmula, Clara Rojas, el senador Luis Eladio Pérez y los tres estadounidenses acusados por las FARC de ser agentes de la CIA.

Los estadounidenses Marc Gonsálves, Tom Howes y Keith Stansell fueron secuestrados en febrero de 2003, cuando el avión en el que viajaban fue derribado por la guerrilla. “Estuvimos unidos, luego se los llevaron a otro campamento, pero al final los volvieron a llevar a donde estábamos”, recordó. “Al principio nos tenían a todos los secuestrados en dos casas cercanas, pero luego comenzaron a agruparnos en grupos de a cinco o diez. Yo estuve con la doctora Ingrid, con el senador Pérez y con otros policías y militares. La doctora Clara (Rojas) está en otro grupo”, agregó.

Pinchao después se centró en Betancourt, la cara visible del conflicto en Europa. La ex presidenciable fue secuestrada el 23 de febrero de 2002 junto con su compañera de fórmula Rojas, quien hace tres años tuvo un hijo con uno de sus guardias. Los guerrilleros las capturaron cuando hacían campaña en un ex bastión de la insurgencia. Hace unos meses, la dirigente, que posee también la ciudadanía francesa, cumplió 45 años y cinco de cautiverio. “Hace mucho ejercicio. Yo era el compañero de ejercicio de ella. Y peleábamos mucho por las posiciones ideológicas distintas, pero después de unos días nos contentábamos”, recordó Pinchao. El suboficial de la policía contó que la ex candidata escucha los mensajes que sus familiares y amigos le dejan en la radio y además le gusta mantenerse informada.

La fuga y los relatos de Pinchao ayudaron a aumentar la presión contra el gobierno para facilitar un intercambio humanitario. Uribe siempre se había mostrado en contra de esta opción, pero esta semana informó que está buscando formas legales para excarcelar a guerrilleros detenidos. A pesar de este gesto, el intercambio sigue pareciendo improbable. Las FARC dijeron ayer que ni discutirán la iniciativa gubernamental, a la que calificaron de farsa. Sin embargo, la presión sigue. Ayer Uribe recibió un llamado del nuevo presidente francés, Nicolas Sarkozy, quien le recordó que la libertad de Betancourt sigue siendo una prioridad para Francia.