Cuanto más ladra el perro, menos parece que muerde. El vicepresidente estadounidense, Dick Cheney, acusó ayer a Irán de obstaculizar la paz en Medio Oriente y nuevamente le advirtió que no va a poder tener un arma nuclear. “Irán es el patrocinador del terrorismo más activo del mundo”, señaló Cheney durante una conferencia en el Instituto para Estudios sobre Medio Oriente de Washington.

“El régimen iraní debe saber que si continúa con el rumbo actual, la comunidad internacional está preparada para someterlo a serias consecuencias”, dijo el vicepresidente norteamericano. Sin embargo, el funcionario, que tendría la postura más radical del gobierno de Bush respecto de Irán, no aclaró qué medidas podrían tomarse contra Teherán, ni tampoco mencionó la posibilidad de una acción militar. Los dichos de Cheney recuerdan las advertencias del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, que en 2002 amenazó al dictador iraquí Saddam Hussein con “serias consecuencias”, si se confirmaban las acusaciones de posesión de armas de destrucción masiva, finalmente nunca ratificadas.

“Estados Unidos se une a otras naciones para enviar un claro mensaje: no permitiremos a Irán tener armas nucleares”, añadió Cheney, que estaría a favor de un ataque contra la república islámica, según reportes militares.

Asimismo, el político republicano criticó la política exterior iraní. “Nuestro país y toda la comunidad internacional no pueden mantenerse al margen mientras un estado que apoya el terrorismo cumple sus ambiciones más agresivas”, dijo en una nueva acusación a Irán, que según Washington induciría ataques contra las tropas estadounidenses en Irak. Respecto de la guerra de Irak, el vicepresidente dio por tierra las exigencias de la retirada de las tropas norteamericanas del país de Medio Oriente. “Vamos a completar la misión de forma que otra generación de estadounidenses no tenga que volver y hacerlo de nuevo”, dijo Cheney.

De acuerdo con algunos medios estadounidenses, Cheney es uno de los halcones que impulsan a Bush a considerar un ataque con misiles a Irán que podría ir más allá de sus instalaciones nucleares. En campaña para las elecciones de 2008, los líderes republicanos y la favorita demócrata Hillary Clinton insisten en que no tolerarán jamás que Irán posea armas atómicas. Por eso el mes pasado Clinton votó en favor de una resolución del Senado que declaraba terroristas a los Guardianes de la Revolución iraní, mientras que su rival demócrata Barack Obama la criticó porque esa medida favorece la guerra que Bush pretendería desatar contra Irán.