A medida que se recalienta la economía de Brasil, se descongela la relación entre ese país y Bolivia. Luis Inácio Lula da Silva, el presidente brasileño, anunció ayer que se reunirá la semana que viene en La Paz con su homólogo para discutir nuevas inversiones de Petrobras con el fin de comprar gas boliviano. Luego de las nacionalizaciones llevadas a cabo por el gobierno de Evo Morales, la empresa petrolera estatal suspendió inversiones en Bolivia, lo que llevó ahora a un recorte en el suministro de gas en Brasil, en momentos que registra un fuerte crecimiento. Frente a los indicios de una crisis de escasez de gas, el presidente de Petrobras se reunirá hoy con Morales, en busca de garantías para sus beneficios.

En un intento de cubrir la demanda brasileña de gas, Lula no dudó en llamar a su par de Bolivia. “Hablé con Evo y marcamos un viaje a La Paz el 12 de diciembre”, dijo ayer el mandatario. Por la mañana, el canciller brasileño, Celso Amorim, había adelantado el interés de Lula en visitar La Paz para discutir posibles nuevas inversiones en la exploración y explotación de gas por parte de Petrobras, la mayor empresa extranjera en Bolivia.

Brasil necesita aumentar su oferta de gas, confesó el funcionario a la prensa local, y es el cliente natural de los hidrocarburos de Bolivia. Por eso habrá un encuentro entre ambos países los próximos días, añadió. “El presidente Lula tiene la intención de encontrarse con Morales aun este año, fuera del encuentro que naturalmente tendrán esta semana durante la Cumbre Iberoamericana”, señaló el jefe diplomático.

Las declaraciones de Amorim se produjeron cinco días después de que la petrolera brasileña Petrobras redujera en un 17 por ciento el suministro de gas natural a los estados de San Pablo y Río de Janeiro. En un principio, la empresa hidrocarburífera debió incrementar su envío de gas natural a las usinas termoeléctricas en las últimas semanas debido al aumento de la demanda. Sin embargo, ante la escasez del combustible, Petrobras tuvo que disminuir el envío a los dos mayores mercados del país, en una señal del techo alcanzado por la economía brasileña, cada vez más dependiente de los recursos de Bolivia.

Desde que la petrolera fue afectada en mayo de 2006 tras la nacionalización parcial de los hidrocarburos que implicó un aumento de los impuestos, sólo realiza las inversiones básicas. En agosto pasado, Morales cerró la compra de las dos refinerías que gestionaba Petrobras en Bolivia, en donde parte de la población aún no tiene acceso al recurso que yace bajo sus pies.