Luis Eladio Pérez, Gloria Polanco, Orlando Beltrán y Jorge Eduardo Gechem vivieron ayer su primer día en libertad. No se despegaron ni un minuto de sus familiares y sólo dejaron la privacidad de sus habitaciones para hacerse un chequeo médico en una clínica de Caracas. Anoche se preparaban para enfrentar por primera vez en una conferencia a las decenas de periodistas que esperaron todo el día en el lobby del hotel. Sin embargo, antes de pararse frente a las cámaras, Pérez y Polanco adelantaron algunos de los momentos más duros de sus cautiverios. “Las condiciones de reclusión son las de un campo de concentración”, sentenció el hombre, que en la selva se convirtió en el confidente de Ingrid Betancourt.

Pérez cumplió ayer con su amiga. El ex senador mantuvo su teléfono apagado todo el día, excepto durante una hora para hablar con una radio colombiana. No recordó sus malos momentos ni las crisis que sufrió durante los seis años y medio que estuvo prisionero en la selva. Su misión, como él mismo reconoció, era otra: alertar sobre la difícil situación de Betancourt. “Yo le caí mal a la guerrilla porque fui contestatario permanentemente. No claudiqué. Por supuesto, Ingrid hizo lo mismo, con dignidad y valentía excepcional”, comenzó su relato a Radio Caracol. “La situación se tornó muy complicada y ello nos generó una situación de maltrato permanente. Una animadversión tremenda contra Ingrid que se mantiene hasta hoy: que burgueses, que políticos, en fin, generó un clima muy desagradable frente a los guerrilleros que siempre trataron de amargarnos la vida en todo aspecto”, agregó.

El ex senador también contó que Betancourt planeó una segunda fuga hace tres años. El mes pasado su amiga y ex compañera de fórmula Clara Rojas relató el primer intento fallido. En el segundo, según Pérez, llegaron un poco más lejos. “Pero yo fallé”, dijo casi con vergüenza. La ex candidata planeó toda la fuga y era la que daba las órdenes. Sin embargo, Pérez se enfermó y, después de varios días, decidieron entregarse de nuevo a la guerrilla. Recordando la fortaleza y el liderazgo que entonces demostró su amiga, Pérez se animó por primera vez a demostrar su lado optimista. “Ingrid va a ser presidente con Colombia y ahí vamos a estar los colombianos que pensamos que podemos construir una patria grande y en paz”, auguró.

La despedida llegó finalmente hace unas semanas. “Me dijo: ‘Gózate, goza cada minuto de libertad, gózalo, Lucho’”, recordó. Betancourt le pidió que le llevara algunos regalos a sus hijos, su madre y su hermana y que les dijera que estaba tomando vitaminas para volver a estar fuerte. Además de los regalos de Betancourt, Pérez también intentó traer varias cartas de los tres secuestrados estadounidenses dirigidas al presidente George Bush y a los tres precandidatos más importantes, John McCain, Hillary Clinton y Barack Obama, pero los guerrilleros se las confiscaron a último momento.

Gloria Polanco también intentó llevarse cartas del ex gobernador de Meta Alan Jara y de varios militares, pero no logró pasar los controles de la guerrilla. “Estoy muy feliz de volver a abrazar a mis hijos. Los miraba, los besaba y no lo podía creer”, dijo con la misma emoción que demostró el miércoles cuando bajó del avión en Venezuela.