“Es una tensión que no recuerdo en mucho tiempo.” Reconocido por sus propias palabras, la presidenta Cristina Fernández de Kirchner llegó anoche a Caracas en medio de la peor crisis diplomática que vivió América latina en los últimos años. La visita estaba programada desde mediados de febrero, cuando el ministro de Planificación, Julio De Vido, acordó con el propio Hugo Chávez poner en marcha un nuevo convenio de alimentos por petróleo. Sin embargo, el motivo inicial del viaje quedó opacado por la crisis que desató en la región el operativo militar de Colombia en tierras ecuatorianas. Ayer, como para dar un adelanto de la posición que esgrimirá en la cumbre del Grupo Río, CFK aseguró que la violación de la soberanía territorial de un estado no se puede realizar “bajo ningún pretexto”.

La Presidenta aterrizó en el aeropuerto de Maiquetía pasadas las 12 de la noche de la Argentina. Bajó por la rampa presidencial, donde la recibieron el canciller Nicolás Maduro y los embajadores de Venezuela en Buenos Aires, Arévalo Méndez Romero, y de Argentina en Caracas, Alicia Castro. Junto con la Presidenta venían el canciller Jorge Taiana y los ministros De Vido y Nilda Garré (Defensa).

Apenas dejó el aeropuerto, la delegación se dirigió a la residencia oficial de la embajada argentina en Caracas. Allí tenía previsto reunirse con el mandatario ecuatoriano Rafael Correa, aunque hasta último momento el encuentro no estaba confirmado. Correa ya había estado varias horas con el anfitrión, Chávez.

En la agenda de la Presidenta figuraban no sólo la reunión con Correa y la que hoy tendrá con Chávez a partir de las 11. También se encontrará con la senadora Piedad Córdoba y Yolanda Pulecio, madre de la franco-colombiana Ingrid Betancourt.

Alojada en la residencia que suele usar la embajadora Alicia Castro, CFK recibirá hoy a las 9 a las dos mujeres colombianas. El encuentro con Chávez será en el Palacio de Miraflores. Inicialmente estaba programado que allí se hablaría del convenio de alimentos por combustibles. El acuerdo está urgido por las necesidades de ambos países: la Argentina tiene un evidente déficit energético, Venezuela sufre de desabastecimiento en materia alimenticia.

Cuando termine su reunión con Chávez, la Presidenta viajará a Puerto Príncipe, Haití, para pasar revista a las tropas argentinas que integran el contingente bajo mando de la ONU, la Minustah. CFK aprovechará el viaje para entrevistarse con el presidente haitiano, René Préval. Será una visita relámpago de cuatro horas. En algún momento estaba pensado que Haití fuera el epílogo de la gira, al final se decidió que la Presidenta viajara hoy: ¿la razón? En la mayor parte de Haití no hay energía eléctrica. Eso vuelve peligrosas aquellas actividades que se prolongan más allá de la luz del sol.

La visita de Cristina fue el último capítulo de un día lleno de reuniones de alto nivel entre diplomáticos y también entre presidentes. Poco después de las 18.20 hora venezolana (dos horas y media menos que en Buenos Aires) había llegado Correa. El ecuatoriano era la figura más esperada por la prensa internacional: su condena a Alvaro Uribe por la violación de la soberanía de Ecuador, una condena que sus funcionarios trasladaron a la OEA y que el propio Correa repitió en Perú y Brasil, monopolizaba las páginas de Internet de todo el continente.

Anoche, tras reunirse en Miraflores, Chávez y Correa dieron una conferencia de prensa conjunta ante toda la prensa internacional. Cristina todavía no había llegado al aeropuerto. El ecuatoriano recordó que Uribe primero le dijo que sus tropas habían bombardeado sin cruzar la frontera y que luego agregó que se trataba de una “persecución en caliente”. “Primero quisieron negar el atentado a nuestra soberanía. Luego se demuestra por los cuerpos de los guerrilleros, que estaban durmiendo. No hubo enfrentamiento, fueron masacrados”, aseguró Correa, que mostró documentos de la cancillería colombiana que respaldaban sus palabras. Chávez, extrañamente, no hizo un discurso muy largo. Volvió a comparar a Colombia con Israel y acusó a Bush de ser el inspirador de la doctrina del “ataque preventivo” sin respetar soberanías de los Estados.