Desde Asunción

Al bajarse del escenario después de la histórica jura de Lugo, en medio de los festejos, este diario habló con el flamante ministro de Agricultura y Ganadería, el ex diputado liberal de San Pedro, Cándido Vera.

–¿Cómo van a encarar la reforma agraria?

–El discurso de campaña de Lugo se centró en la reforma agraria integral y en la recuperación de la soberanía energética, hidroeléctrica. Vamos a concentrar nuestros esfuerzos. Hay una gran inequidad en la tenencia de tierras y daremos soluciones no inmediatas ni mágicas. Habrá revisión del tema impositivo a las tierras mal explotadas, un catastro nacional, una serie de medidas.

El titular de Economía, Dionisio Borda, también accedió a las preguntas.

–Cuando asumió en el gobierno anterior de Nicanor Duarte Frutos usted ocupaba el mismo cargo. Ahora que pasó el tiempo, ¿en qué cambió?

–En aquel tiempo había una crisis fiscal de envergadura, una inflación que se desataba. Se buscaba estabilizar la parte macroeconómica. Como dijo el presidente Lugo, pasada la crisis, ahora el reto es enorme: crecer, generar más empleo, disminuir la pobreza.

–¿Cómo van a hacer para combatir la pobreza?

–Hay dos cosas. Por un lado, políticas focalizadas para el millón y medio de personas, un 20 por ciento, que vive en la extrema pobreza –la pobreza no extrema es del 34 por ciento–. La primera acción es asistir con fondos de transferencia condicionada, que comprometa una asistencia médica y escolar. Y por otro lado, un plan de generación de empleo.

En la Plaza del Congreso continuaba el júbilo. Una señora rubia y muy contenta agitaba un cartel con la leyenda “Basta de hambre. Unión e igualdad”. Elsa de Benítez cuenta que hace 40 años que vive en Buenos Aires. “Mis hijas no me van a perdonar que no trajera la bandera argentina”, dice con inconfundible acento argentino. “Nos fuimos porque mi marido era perseguido por los colorados, me hubiera gustado que mis hijas nacieran acá, pero igual amo a la Argentina como a Paraguay.”

Todos festejan. Los movimientos campesinos, los Sin Techo. Mezclados entre ellos están los representantes de Confederación Trabajadores Argentinos (CTA). “Vinimos a apoyar a Lugo porque se va a ocupar del pueblo”, dijo Víctor García, delegado de la CTA, mientras compartía una ronda de mate en la plaza después del discurso inaugural. También había gente de EPPA, una agrupación de pastores protestantes con base en Ezeiza. También están algunos familiares de los fallecidos en el supermercado Ycuá Bolaños, en 2004. A Juan Dioniso Torres se le murió su hijo y vive en Paraguay porque espera el juicio contra los dueños del súper. “Pablo Manuel trabajaba en la enfermería. El y mis otros hijos son todos argentinos. Somos de González Catán”, dice este paraguayo que vivió en la Argentina hasta el gobierno de Menem, cuando perdió su trabajo.

A unos metros, en la Catedral, Lugo escuchó misa después de la ceremonia inaugural. Entró con su hermana, la primera dama Mercedes Lugo, que lucía un trajecito color amarillo suave. Adentro del recinto, en primera fila de izquierda a derecha, lo esperaban Evo Morales, Cristina Fernández con abanico en mano, Michelle Bachelet y Lula da Silva. Tras la misa, los mandatarios participaron de un desfile militar y un almuerzo antes de emprender la vuelta a sus países. Sólo se quedaron Evo Morales y Hugo Chávez para participar en un acto en el emblemático San Pedro, donde Lugo ofició durante una década como obispo de los pobres.