La canciller alemana, Angela Merkel, trató de lanzar un mensaje de optimismo ante los sondeos que dan a la oposición la mayoría y la sucesión de dimisiones en su partido. “Pasamos meses tumultuosos y tenemos por delante unos cuantos más de duro trabajo, porque hay importantes decisiones que adoptar”, afirmó la canciller, en su tradicional comparecencia ante la prensa antes de partir de vacaciones. “Estoy plenamente segura de que seguiremos en el poder al final de la legislatura”, prosiguió ante la insistente pregunta acerca del futuro de su coalición entre la Unión Cristianodemócrata (CDU), su hermanada Unión Socialcristiana de Baviera (CSU) y el Partido Liberal (FDP), en constante caída en los sondeos. De celebrarse elecciones anticipadas, el oficialismo quedaría apeado del poder, en favor de una renacida alianza rojo-verde, como la que lideró su antecesor Gerhard Schroeder. Según el sondeo del instituto demoscópico Forsa, difundido por el semanario Stern, entre la CDU, la CSU y el FDP no sumarían más que un 34 por ciento. Una coalición entre el Partido Socialdemócrata (SPD) y los Verdes se situaría en cambio en el 47 por ciento y no precisaría, por tanto, del apoyo de La Izquierda para gobernar. Especialmente dramática es la situación para el FDP, para el que se pronostica un cuatro por ciento –diez puntos menos de los logrados en las elecciones generales de 2009—, lo que los convertiría en una formación extraparlamentaria.