En diálogo con Página/12, el ex ministro de Exteriores Falder Falconi tildó de arrogante la actitud del gobierno británico por negarse a otorgar un salvoconducto para que Julian Assange pueda viajar a Ecuador. “A la diplomacia británica le falta comprensión del mundo actual”, afirmó. Y con un tono enfático dijo que Assange eligió a Ecuador como lugar de refugio porque “considera que es un país en paz, en el que hay plena vigencia del respeto por los derechos humanos, en el que se están dando transformaciones económicas y sociales que son un ejemplo para América latina”.

El gobierno británico lanzó el miércoles una amenaza sin precedentes al gobierno de Correa basándose en la Ley de Recintos Diplomáticos y Consulares de 1987 que decía así: “Ustedes deben ser conscientes de que existe una base legal en el Reino Unido, el Acta de 1987, que nos permite tomar acciones para arrestar a Assange en las instalaciones actuales de la embajada (...) Sinceramente esperamos no tener que llegar a ese punto, pero si no son capaces de resolverlo es una opción posible”.

Falconi, uno de los ministros más cercanos a Rafael Correa, no disimuló su indignación y condenó el mensaje enviado por el gobierno de David Cameron. “La declaración emitida por la Cancillería británica es inaceptable porque implica una franca intromisión y violación de la soberanía de un Estado soberano. Debe ser rechazada por los órganos multilaterales regionales como la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur), la Alianza Bolivariana para nuestra América (ALBA) y la Organización de Estados Americanos (OEA).”

El gobierno de Correa entendió que existen indicios serios de que podría haber una represalia contra Assange por haber divulgado los archivos secretos del Departamento de Estado a través de su portal Wikileaks. El canciller Ricardo Patiño leyó once razones por las que su gobierno aceptó otorgarle asilo al famoso hacker australiano, entre ellas que “se menoscabaron los derechos procesales de Assange y que podría ser extraditado a un tercer país fuera de la Unión Europea, sin las debidas garantías para su seguridad e integridad personal”. No lo mencionó, pero ese país sería Estados Unidos.

Falconi, economista y académico, señaló que la medida se tomó respetando la legalidad. “La decisión del gobierno de Correa refleja el compromiso con los derechos humanos, la libertad de expresión y los principios del derecho internacional”. Para el gobierno de Ecuador, una entrada no autorizada en la Embajada de Ecuador sería una violación flagrante de la Convención de Ginebra. Sin embargo, las autoridades británicas resaltan que Assange agotó todos los recursos posibles en el Reino Unido y que la mayor instancia judicial del país, la alta Corte de Justicia, dio luz verde para su extradición, tras 18 meses de batalla judicial.

Falconi actualmente ocupa la Secretaría de Planificación y Desarrollo. Antes fue canciller entre 2009 y 2010. Basándose en su experiencia diplomática, no titubeó al señalar que en la historia bilateral entre Ecuador y Gran Bretaña no ha habido tensiones. “Las relaciones han sido normales. Entiendo que a la diplomacia le falta un procesamiento de este asunto, existe una arrogancia del lado británico, un ápice de designio imperial. Es una falta de comprensión del mundo actual, que es multipolar.”

Se le preguntó al funcionario si cree que el presidente Correa sacará algún rédito con esta decisión. Algunos medios afines a Washington señalaron que el líder ecuatoriano podría posicionarse como el campeón de la libertad de expresión. Falconi respondió que a Correa no le suma políticamente. “El gobierno se basó en el apego a los principios constitucionales internos y a los principios de la autodeterminación. No existe un objetivo político. En febrero próximo habrá elecciones (presidenciales) y todos los sondeos le dan un gran apoyo a Correa.” Pero febrero pareciera quedar muy lejos en el calendario de Assange.

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