Viernes, 17 de agosto de 2012 | Hoy
ECONOMíA › MARCó DEL PONT POLEMIZó CON LOS ECONOMISTAS QUE CUESTIONAN LA ASISTENCIA DEL BANCO CENTRAL
La presidenta del BCRA se refirió a la inflación, al control de cambios, a la crisis internacional, al pago de deuda con reservas y a la situación fiscal deficitaria. En todos los casos, con una mirada heterodoxa que colisiona con el discurso dominante.
Por Tomás Lukin
“El Banco Central que necesitamos para hacer frente a la crisis no podía estar basado en un modelo que fracasó. La reforma de la Carta Orgánica permitió desplegar instrumentos concretos para impulsar políticas contracíclicas en un momento de desaceleración”, afirmó la presidenta del Banco Central, Mercedes Marcó del Pont. Durante su participación en la segunda jornada del congreso de AEDA, la funcionaria enfatizó la relevancia de las nuevas facultades del organismo para orientar el crédito y forzar a los bancos a que presten para la inversión productiva, los cambios en los objetivos del organismo para contemplar junto con la inflación el empleo y el crecimiento económico, la institucionalización de la posibilidad de utilizar reservas internacionales para pagar deuda externa y la ampliación en la capacidad del BCRA para financiar al sector público.
“Todo el andamiaje de ideas y políticas neoliberales fracasó. Argentina pudo hacer algo distinto, pero todavía queda mucho por avanzar en el terreno de las ideas económicas”, advirtió Marcó del Pont ante un auditorio lleno de economistas, funcionarios y profesionales que se ubican por fuera de las corrientes dominantes. Ayer por la noche, la titular del Banco Central defendió las restricciones a la compra de divisas como instrumento para limitar la fuga de capitales y reconoció que el alza de precios erosionó el colchón cambiario, aunque afirmó que el tipo de cambio sigue siendo competitivo.
“Las perspectivas globales no son muy alentadoras”, reconoció la funcionaria, quien advirtió que “el pensamiento económico que generó la crisis no va a sacarnos de ella. Insisten con las mismas ideas y la crisis se profundiza. Se observa una fuerte desaceleración de crecimiento y comercio global”, se lamentó. Antes de comenzar con su presentación, Marcó del Pont recordó a Iván Heyn, miembro fundador de AEDA y subsecretario de Comercio Exterior, que falleció el año pasado. La fortaleza de la demanda interna, explicó Marcó del Pont, “está directamente vinculada con las mejoras del mercado de trabajo y la distribución del ingreso, a diferencia de los países centrales donde el endeudamiento permitió sostener la demanda a pesar del empeoramiento de las condiciones sociales”.
“La capacidad de financiamiento intra sector público no es una debilidad, sino una fortaleza”, afirmó. La reforma de la Carta Orgánica habilitó al Banco a ampliar la transferencia de recursos al Tesoro en situaciones excepcionales como una crisis. “El pensamiento hegemónico estigmatizó la capacidad del BCRA para financiar al sector público para promover el endeudamiento en mercados financieros internacionales”, sentenció.
Marcó del Pont advirtió que este año el sector público presentará un resultado negativo; sin embargo, destacó la relevancia de utilizar “en momentos de desaceleración los márgenes fiscales para hacer políticas anticíclicas”, y consideró que el rojo en las cuentas públicas es “razonable” en términos históricos y en la comparación con otras economías. “El pensamiento ortodoxo quiere instalar la idea de que el equilibrio fiscal es un objetivo en sí mismo, más allá de lo que suceda en la economía real, en los procesos de acumulación y distribución de la riqueza”, cuestionó.
La economista, habitué de los congresos de AEDA, aseguró que ni el mayor financiamiento al Tesoro ni el uso de reservas para pagar deuda externa, dos políticas estigmatizadas por la ortodoxia vernácula, debilitan la capacidad de maniobra del BCRA o su balance. Según los datos que presentó la funcionaria, desde el primer pago de deuda con reservas se utilizaron 32 mil millones de dólares de esos activos: 15.300 millones fueron para cancelar vencimientos con organismos internacionales, como el Banco Mundial y el BID,y 16.600 millones para pagar deuda con tenedores privados.
“La fuga de capitales es una tendencia estructural y cultural producto de las crisis recurrentes de la Argentina”, explicó la funcionaria. “Las expectativas son utilizadas para generar profecías autocumplidas y lograr una devaluación. Por eso, Argentina decidió que además de controlar los flujos de capitales que vienen de afuera, también iba a controlar los propios”, argumentó en referencia a la suspensión de la posibilidad de comprar moneda extranjera para atesoramiento.
“No recurrir a la apreciación del tipo de cambio pone resistencia a la baja de los precios internos. La inflación importada junto con la puja distributiva y la concentración de los sectores formadores de precios son los principales factores que explican el alza de precios”, aseveró la funcionaria, quien advirtió que “a diferencia de la explicación ortodoxa que pone el foco en la demanda, dejando como única política antiinflacionaria el ajuste, nosotros enfocamos la inflación como una cuestión de oferta”. La titular del BCRA reconoció que con ese comportamiento de los precios se achicó la ventaja competitiva (“colchón cambiario”), pero afirmó que el tipo de cambio aún está en niveles adecuados, dados los fundamentos macroeconómicos.
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