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- El plan de paz del príncipe saudita Abdulá no es novedoso por lo que demanda de Israel –el retiro de sus fuerzas a las fronteras existentes en 1967–, sino por lo que ofrece a cambio: el establecimiento de relaciones plenas de todo el mundo árabe con el Estado judío.
- Ayer el plan estuvo en el centro de una nueva serie de consultas diplomáticas, que abarcaron desde el encuentro entre el presidente francés Jacques Chirac y el canciller israelí Shimon Peres hasta el traslado a Arabia Saudita de Javier Solana, jefe diplomático de la Unión Europea. Desde Washington, el presidente George W. Bush dijo que se trataba de una “iniciativa positiva”.
- De todas maneras, el plan saudita es deliberadamente vago en dos cuestiones clave: las garantías de seguridad que demanda Israel para retirarse de las alturas del Golán sirio y la cuestión del derecho al retorno de los refugiados palestinos, que hizo estallar los últimos esfuerzos de paz.

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