EL MUNDO
Un diplomático acostumbrado al fuego
Por R. Sosa *
Sergio Vieira de Mello (Río de Janeiro, Brasil, 1948), muerto en el atentado terrorista contra la sede de la ONU en Bagdad, era un hábil diplomático con una larga carrera de 33 años en Naciones Unidas que estaba habituado a trabajar en los lugares más conflictivos del planeta. Su primer cargo de importancia lo desempeñó en Líbano en 1981, como asesor principal de las fuerzas de la ONU en ese país.
Pasó la mayor parte de su carrera cumpliendo misiones para el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (Acnur) y estuvo en escenarios tan diversos como Bangladesh, Sudán, Chipre, Mozambique y Perú. En la ex Yugoslavia se desempeñó como responsable de asuntos civiles de las fuerzas de la ONU. El diplomático brasileño también dirigió la misión en Timor Oriental entre octubre de 1999 y mayo de 2002. El éxito en el proceso de transición de este territorio, de provincia de Indonesia al más reciente Estado independiente, fue, según los analistas, el mayor logro de su carrera.
Vieira de Mello se ha caracterizado en el mundo diplomático por su estilo pragmático. Antes de instalarse en Bagdad como representante especial en Irak de Naciones Unidas el pasado 24 de mayo, reemplazó en julio de 2002 a la cabeza de la Comisión de Derechos Humanos a Mary Robinson, muy criticada en Estados Unidos por algunas de sus denuncias como las realizadas al centro de detención de Guantánamo.
La misión de Vieira de Mello en Irak consistió en un difícil juego de equilibrios, en un conflicto que desde el comienzo no ha sido respaldado por la ONU. Aunque el responsable del gobierno provisional en Irak, el estadounidense Paul Bremer, ha manifestado su voluntad de trabajar en conjunto, el papel de la ONU en el país ha sido hasta ahora poco claro.
* De El País de Madrid. Especial para Página/12.