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“Carlos Mesa intenta con esta movida sobrevivir como sea, que es a lo más, que puede aspirar el actual presidente”, evaluó en diálogo con Página/12 Alvaro García Linera, sociólogo y analista político boliviano, sobre la decisión del mandatario de trasladar al Congreso la responsabilidad de promulgar la peleada ley de hidrocarburos. Estos son sus juicios.
–¿Qué motivó la decisión del presidente Mesa?
–Fue una medida de supervivencia. En realidad, a Mesa le hubiera convenido asumir el liderazgo de promulgar una ley que muchos estaban esperando, pero le ha entregado una victoria al Parlamento. Así, el presidente renuncia nuevamente a incidir en la agenda política del país y ha aceptado que él no decide. Mesa depende ahora de lo que hagan actores que él no controla y menos dirige. Estos días circularon nuevamente versiones de que habría evaluado su alejamiento del poder.
–¿Cómo queda Mesa a partir de ahora?
–En Bolivia hay tres polos de estabilidad o inestabilidad: el Parlamento, los sectores cívico-empresariales cruceños y los movimientos sociales. Mesa sabe que, por el momento, Santa Cruz no se va a mover (más allá de la convocatoria al referéndum autonómico de agosto), entonces buscó neutralizar al Parlamento –y también parcialmente al MAS– aceptando la promulgación de la ley. Y con ello debilitar a los “radicales” e intentar sobrevivir como sea, que es a lo másque puede aspirar el actual presidente. El costo es abrir un frente externo con las petroleras.
–¿Cuál es el papel del MAS en esta crisis?
–El MAS está también en una transición. Por un lado expresa una satisfacción moderada con laley, especialmente sus parlamentarios. Hay cierta paternidad del MAS en ella. Pero, a la vez, hay un proceso de radicalización de una parte de sus bases hacia la nacionalización. Hay que ver cómo se procesan estas tensiones internas.
–¿Y los sectores a la izquierda del MAS?
–Va a depender de las juntas vecinales alteñas (que ayer definían sus siguientes pasos) y de los campesinos paceños (hasta el momento no muy movilizados). Aunque la nacionalización es una consigna donde se inscribe el malestar de los sectores populares, no se ha transformado en una necesidad de movilización. Al menos por el momento.