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Al norte, el lago Pontchartrain; al sur, el río Mississi- ppi. Nueva Orleans es una ciudad que fue fundada en 1718 bajo el signo del agua. Algunas de sus áreas se encuentran ubicadas a seis metros debajo del nivel del mar: cada cien años la ciudad se hunde un metro más. Los diques son un rasgo de su fisonomía, así como las estaciones de bombeo y su sistema de canales. Toda esa estructura no pudo contener los efectos del Katrina. “Un huracán es un evento de tipo extraordinario, que además produce lluvias copiosas y concentradas para las que no está preparada casi ninguna ciudad”, evaluó Carlos Paoli, director del Centro Regional Litoral del Instituto Nacional del Agua (INA).
El especialista remarcó ante Página/12 que en Nueva Orleans “existe una gran cantidad de defensas marginales para impedir el avance de las aguas del río Mississippi sobre las tierras, cuando hay crecidas propias del río, como ocurrió en 1995”. Esas protecciones quedaron pequeñas frente a un fenómeno de la magnitud del Katrina. Paoli recordó que en algunas ciudades holandesas ubicadas debajo del nivel del mar existen polders, defensas marítimas para proteger a las poblaciones, aunque explicó que “una cosa más habitual de encontrar para nosotros son las poblaciones que se ubican dentro de los valles de inundación”.
“En zonas de llanura, cuando los ríos salen de sus cauces inundan áreas extensas. Cuando esas zonas están ocupadas, es muy difícil implementar las medidas de relocalización de personas –explicó el especialista–. El principal problema es que la gente pierde la idea de que siguen siendo zonas de riesgo. Y las defensas pueden fallar”, por motivos tan diversos como problemas estructurales, sabotajes y toda una serie de “contingencias para las que hay que estar preparado”, advirtió Paoli.
En Estados Unidos se produce a estas horas un debate que llevó a varios geólogos y especialistas en medio ambiente a objetar el proceso de desarrollo urbano de la ciudad. Ocurre que varias superficies pantanosas de la región fueron drenadas desde principios del siglo XX con la utilización de bombas. Y, además, los sedimentos que cumplirían un mejor rol en zonas inundables vuelven siempre al mar.
Paoli destacó la importancia de contar con planes de contingencia adecuados allí donde el agua puede provocar una situación de emergencia. “Tiene que haber vías de escape y pueden hacerse ensayos para organizar la salida de una zona”, ejemplificó Paoli. En Santa Fe comenzó a implementarse recientemente un plan que incluye alertas hídricos. En ese contexto, es importante “informar a la población para que confíe en las medidas de gobierno durante una emergencia”. También es central que “haya una mayor percepción del riesgo”. No obstante, Paoli aclaró que “cada ciudad tiene una situación particular que debe estudiarse: no existe una receta”.