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A menos de 48 horas de las elecciones, Página/12 dialogó con Mauricio Mulder, 49 años, congresista y secretario general del APRA, el partido socialdemócrata que postula la candidatura de Alan García, quien ya gobernó el Perú entre 1985 y 1990. Todos los pronósticos indican que García estará peleando mañana domingo voto a voto la posibilidad de pasar a la segunda vuelta. Estas son las dos precisiones del número dos del APRA, después de García.

–A pesar de ir terceros, ¿mantienen el optimismo de pasar a la segunda vuelta?

–Estamos más optimistas que en las elecciones del año 2001, cuando las encuestas nos daban entre 15 y 17 por ciento y pasamos a la segunda vuelta. Lourdes (Flores) está bajando en todas las encuestas y Alan (García) subiendo.

–Todo indica que el segundo puesto estará muy ajustado entre García y Flores. ¿Qué cree que vaya a decidir la elección a favor de uno u otro?

–La capacidad de movilización de los partidos políticos y en eso nosotros estamos poniendo a prueba a nuestra militancia y a nuestra organización partidaria, que es algo que Lourdes Flores no tiene. Ella sólo tiene dinero y reclutamientos momentáneos, no tiene mística, ni militantes convictos y confesos que salgan hasta el último minuto a hacer pregón político y propaganda por las calles. Esa es nuestra ventaja comparativa.

–¿Y no cree que el recuerdo del mal gobierno de García juegue un papel importante al momento que el votante indeciso defina su voto?

–No lo creo. El año 2001 estaba más fresco ese recuerdo y Alan García pasó a la segunda vuelta con 26 por ciento y luego obtuvo 47 por ciento.

–¿Por qué la gente votaría por el APRA a pesar del mal recuerdo del gobierno de García, caracterizado, entre otras cosas, por una grave crisis económica e hiperinflación?

–Porque la gente sabe que los resultados económicos de ese gobierno fueron consecuencia de la guerra económica que la burguesía nacional le declaró al gobierno aprista por la estatización de la banca (dictada por García en julio del ’87). Fue un mayúsculo sabotaje económico y no las decisiones del gobierno de García lo que determinó la crisis económica y la hiperinflación. El recuerdo de la política neoliberal, con despidos masivos, apoyada por el partido de Flores, es peor que el recuerdo del gobierno de García, donde había inflación, pero también trabajo.

–Si García pasa a la segunda vuelta, ¿tendrá que correrse a la derecha para captar el voto de Flores?

–No creo que sea necesario virar hacia la derecha si esos votantes consideran que es más fuerte el sentimiento en contra de un triunfo de Humala.

–Apostarían al miedo a Humala.

–Ese miedo ya existe en un sector importante de la ciudadanía. Lo que haríamos sería polarizar entre una apuesta fascistoide y una propuesta democrática.

–¿Por qué García tendría más posibilidad que Flores de derrotar a Humala en una segunda vuelta si las encuestas dicen lo contrario?

–Porque el APRA tiene organización y raíces con el pueblo, algo que no tiene Lourdes Flores. La única manera de contrarrestar una propuesta tumultuaria como la de Humala es desde el pueblo, no desde la derecha. Estamos seguros que si pasamos a la segunda vuelta ganaremos las elecciones. Si pasamos con Flores, el votante de Humala votaría por nosotros; y si pasamos con Humala el votante de Flores también votaría por nosotros.

–¿Cómo define al humalismo?

–Es una propuesta fascistoide, militarista, muy tradicional, porque en el Perú no hay nada más tradicional que los militares en el poder. No es un movimiento de izquierda que vaya a defender a los trabajadores. Es un movimiento tumultuario, desordenado, de oportunistas que se están subiendo al carro para buscar un puesto público. No tiene ningún sustento ideológico.

–¿Y cómo imagina un gobierno de Ollanta Humala?

–Como un gobierno ultraderechista, como la cara antidemocrática y militarista de la derecha. Lo más probable es que se dé una sórdida lucha por el poder entre los grupos que conforman el humalismo, que son el sector oscuro, militar, apegado a (Vladimiro) Montesinos (el ex brazo derecho de Alberto Fujimori) y a los servicios de inteligencia; el sector burocrático y tecnocrático que estuvo con Alejandro Toledo y se ha pasado al humalismo; el sector mercantilista que quiere sacar provecho económico, y el sector de gente de clase media que quiere adquirir poder de la noche a la mañana. Probablemente gane el grupo más organizado, que es el de los militares. Existe el riesgo que un gobierno de Humala derive en autoritarismo, porque alguien que su vida ha sido mandar soldados y obedecer a generales no sabe lo que es la democracia. Su concepción de la política es cuartelaria.

–Frente a esta perspectiva de lo que, para usted, sería un eventual gobierno de Humala, ¿el APRA apoyaría, entonces, a Flores si ésta pasa a la segunda vuelta?

–No necesariamente, porque el proyecto de Flores, que representa a la derecha neoliberal, tampoco nos parece viable para el país. Creemos que Humala puede significar un riesgo autoritario, lo que dependerá de cómo se resuelva la pugna que se desataría en el interior del humalismo, pero tampoco vivimos asustados al punto de pactar con el diablo contra Humala.

–¿Por qué cree que la población vota por Humala?

–El de Humala es un votante falto de reflexión que vota por una apariencia, por un buen patrón que ponga orden. Es el mismo electorado que votó por Fujimori y después por Toledo. Humala no tiene raíces sociales, tiene compromisos momentáneos que lo van a dejar cuando tenga que dar resultados de las promesas que ha hecho.

–¿Con qué países de la región se sentiría más cercano un gobierno de García?

–Estamos más cerca de presidentes como Lula, Kirchner o Bachelet, que a alguien como Chávez, a quien no vemos como un gobernante de izquierda, sino como un militar que usa el lenguaje de izquierda, pero que no le da contenido social a su revolución. En Venezuela no hay reducción de la pobreza, sino demagogia. Nosotros somos miembros de la Internacional Socialista, en la que también están el Frente Amplio de Tabaré Vásquez, el PT de Lula, el Partido Socialista de Chile, que es nuestro partido más cercano y más hermano.