Paraguay está en estado de emergencia nacional. El número de muertos sigue creciendo: ya se cuentan 12 personas, entre ellas la jefa de la Dirección de Enfermería del Ministerio de Salud Pública, Catalina Roa. El avance de la epidemia no se limitó a las zonas más carenciadas ni a los trabajadores de la salud. Hay jueces infectados e, incluso, lo estaría el hijo de 18 años del presidente Nicanor Duarte Frutos, según denunció el diario de Asunción ABC. Según datos oficiales, los infectados ascenderían a más de 15 mil. Esta cifra sólo es superada por Brasil. En Mato Grosso, estado lindero con Paraguay, los casos suman unos 40 mil, aunque por ahora sólo hubo cuatro muertos. En Paraguay, la tensión política y el miedo generalizado provocados por la situación sanitaria se acentuaron aún más por la ineficiencia y la corrupción de los funcionarios públicos. La semana pasada, la Contraloría General de la República denunció que el Servicio Nacional de Erradicación del Paludismo, dependiente del Ministerio de Salud nacional, había utilizado durante todo el año pasado insecticidas vencidos para fumigar la capital y otras provincias. Estas fumigaciones tenían como objetivo evitar el crecimiento desmedido del mosquito que provoca la enfermedad, Aedes aegypti.

Según la Contraloría, estos insecticidas también se usaron en la residencia oficial del gobierno paraguayo. Las organizaciones sociales han acusado a los dirigentes de negligencia, ya que, según los brotes epidémicos de los últimos años, ya se sabía que el período de enero a marzo es el más propenso a este tipo de brotes de dengue. La ausencia de un sistema de tratamiento de residuos y la falta de agua potable son las dos causas principales de que año a año decenas y hasta cientos de personas mueran por dengue o afecciones relacionadas. Entre 1998 y el año 2000, se registraron más de 100 mil casos. Los gobiernos paraguayos, sin embargo, siguen sin destinar recursos a programas de prevención efectivos ni a concientizar sobre las formas de contagio y reproducción del dengue. Esta vez la situación es aún peor. Los médicos han descubierto un nuevo tipo de dengue, el hemorrágico, que podría ser más mortal que el denominado clásico.