Lunes, 5 de marzo de 2007 | Hoy
EL PAíS › EL GOBERNADOR DE MENDOZA, JULIO COBOS
Es un radical K que defiende el proyecto “kirchnerista” y se queja de la incoherencia de la UCR que, por un lado, lo cuestiona a él pero, por otro, acuerda con el oficialismo en Catamarca.
Por Eduardo Tagliaferro
Sabe que todas las miradas se dirigen hacia él. Aunque su nombre suena como probable vicepresidente de la fórmula kirchnerista para el 2007, el gobernador mendocino Julio Cobos se limita a decir que no hará futurología. Cuando se le comenta que el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, dijo que tenía todas las condiciones para serlo, se limita a sonreír. En esta entrevista con Página/12 critica con dureza a la dirección nacional de la UCR por cuestionarle su acercamiento a Néstor Kirchner, mientras en Catamarca se apoya que el radicalismo vaya en alianza con el kirchnerismo. “Entre radicales y peronistas no hay diferencias”, dice al explicar su identificación con Kirchner.
–¿Sigue siendo radical?
–Sigo siendo radical por más que me quieran echar. Desde que asumí me están queriendo echar, no lo van a conseguir.
–¿También es kirchnerista?
–Estoy identificado con el gobierno nacional. Más que kirchnerista diría que tengo muchas coincidencias con él. Siempre digo que Kirchner hizo muchas cosas que la Alianza debió hacer, no pudo, no se animó o no supo. Cuando tuvimos que discrepar lo hemos hecho. No puede ser que todo esté mal. Seguramente habrá cosas para mejorar, pero no hay fórmulas mágicas. Hay que apelar al sentido común.
–Ayer el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, respondió que usted tiene todas las condiciones para ser vicepresidente con el kirchnerismo. ¿Qué dice usted?
–Yo tengo dos honras. Una es haber llegado a gobernador. Soy ingeniero civil, he trabajado siempre en la actividad privada, fui decano de la regional de la Universidad Tecnológica, pude viajar mucho y tener muchas opciones, pero ser gobernador para mí fue cumplir con la historia. Que mencionen mi nombre como probable candidato es la otra honra. Más si lo hace un gobierno de color distinto del mío. Pero no hagamos futurología, acá tiene que haber un proyecto común.
–¿Qué proyecto?
–Entre radicales y peronistas nunca ha habido muchas diferencias. El otro día un periodista inglés me decía que nunca había podido entender las diferencias entre oficialismo y oposición en la Argentina, ya que radicales y peronistas le parecían muy parecidos. Hay divisiones en los partidos pero esto no quiere decir que se apunte a terminar con los partidos. Tenemos que ordenar nuestras ideas. El radicalismo en su amplitud y el peronismo en la suya han ofrecido una gama muy grande. En el radicalismo entran desde Elisa Carrió hasta Ricardo López Murphy, por ejemplo.
–¿Está pensando en una nueva identidad partidaria?
–Tal vez nuevos acuerdos. En la Argentina hubo tiempos de partidos fuertes y grandes y a la Argentina no le fue bien. Hoy los partidos están en crisis y al país le va bien. Hay que reconocer que las cosas están mejor. Si no no se entiende el crecimiento sostenido en estos cinco años. Los partidos se quedaron en la retaguardia cuando tendrían que haberse puesto un paso adelante.
–¿Acompañaría a Néstor Kirchner o a Cristina de Kirchner?
–Es un proyecto común. Más allá de que ahora por cuestiones de gobierno tenga más trato con el Presidente, detrás de la senadora Kirchner está el mismo proyecto. Si el Presidente está dispuesto a convocar a la Concertación Plural más que un nombre hay que construir un proyecto hacia adelante. Esto tiene que nacer bien desde las bases, y en distritos como Catamarca, Río Negro veo buena relación. En Mendoza, si bien nos ponen a la cabeza de todo, recién ahora nuestro congreso partidario ha autorizado construir alianzas y frentes con quienes compartimos la plataforma.
–¿Qué se puede esperar de un segundo gobierno kirchnerista?
–Este país es muy complicado. Tomo las palabras de Fernando de la Rúa, que dijo que peronistas y radicales lo destituyeron. Creo que es así. Kirchner construyó poder sabiendo que no tenía otra opción. Recordemos que perdió la elección. Ahora se abre una etapa que tiene que ser distinta y él lo sabe. Se vio obligado a tomar medidas por las que fue acusado de autoritario y hegemónico, pero no tuvo opciones. Si no hubiera tomado esas decisiones con fuerza no sé si hoy estaría en el poder. Ahora sabe que tiene que ampliar la base de su poder para renovar y ampliar su proyecto.
–¿Quién se quedará con la sigla de la UCR?
–Está en una disputa judicial lamentable. La UCR de Mendoza ya definió cuál es el perfil partidario que quiere. Es la provincia más importante de las que maneja el radicalismo y sin embargo estamos soportando los embates del Comité Nacional. Estamos embarullados en una disputa judicial que formalmente se ha planteado mal. En la cuestión de fondo se contradicen ya que critican algo que apoyan en Catamarca por ejemplo. Critican nuestra posición frentista y ellos un día dicen que van con Lavagna, otro que hay que ir solos. Tienen una confusión que finalmente me parece que se tendrían que sumar a nuestro proyecto. El radicalismo a nivel nacional tiene dos temas: Lavagna y Cobos. Con eso se mantienen en los medios. Si tienen críticas que realicen propuestas.
–¿El radicalismo mendocino lo acompaña?
–El radicalismo mendocino está identificado con nosotros. Hicimos la Convención Provincial y obtuvimos 187 votos a favor, cinco en contra y seis abstenciones. La Convención había sido convocada por el Comité partidario. De los siete intendentes que tiene el radicalismo, cinco ya están identificados y ahora se sumó uno más. Yo no sé qué tenemos que hacer para demostrarle al Comité Nacional que acá hay un radicalismo distinto.
–¿Qué opina del posible entendimiento de la UCR con Macri?
–En el radicalismo yo pertenezco a un sector progresista, llámelo de centroizquierda, de centro o como quiera, pero es un radicalismo distinto. Hoy el Partido Demócrata ha invitado a Lavagna, que llegó acompañado del presidente de la UCR. Estas son las deambulaciones de un radicalismo que no termina de definirse. Es necesario un progresismo incluyente como lo piensa Kirchner, Elisa Carrió o Cobos. Y el radicalismo nacional pareciera alejarse de eso.
–¿Qué piensa de Elisa Carrió?
–La respeto mucho. Una importante dirigente de su sector, que fue candidata a diputada, me está acompañando como secretaria de Transporte en la provincia. No hubo ningún condicionante. Los problemas son de todos, por eso las soluciones las tenemos que encontrar entre todos. La respeto mucho a Carrió más allá de que no comparta sus críticas excesivas. Sé que en el fondo hay muchas cosas que ha hecho Kirchner que ella debe compartir, como el pago de la deuda al Fondo, la baja del desempleo. Quizás no compartirá el carácter de Kirchner.
–No hay reelección en Mendoza.
–No hay y lo comparto. Cuando uno tiene cuatro años se desgasta mucho, son más que suficiente. Por más que algunos justicialistas me propusieron impulsar la reelección yo no la comparto. Quizás habría que ampliar el período a cinco años, pero ésa es otra discusión.
–El empresario Daniel Vila agredió a un funcionario suyo. ¿Tiene una explicación?
–Yo estaba en la Asamblea Legislativa en Buenos Aires. Fue un incidente escandaloso del que me enteré por mis colaboradores, que me comentaron que no hubo de parte del funcionario ningún agravio personal. Corresponden las disculpas públicas del caso.
–¿Está muy presionado por los grupos económicos?
–Presiones siempre hay pero no les doy bolilla. Eso me permite mirar a todo el mundo a la cara. Vivo de mi sueldo y no acepto presiones. Las reglas acá son claras y no se beneficia a nadie. Claro que todos quieren llevar agua para su molino.
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