Domingo, 23 de marzo de 2008 | Hoy
EL PAíS › EL LIDER DE LA CGT, HUGO MOYANO, HABLO DEL ASESINATO DE SU TESORERO
Salió al cruce de las versiones que lo vinculan con el homicidio. “Es un disparate creer que no quiero investigar.” El martes, el asesino podría reconocer a la persona que le pagó. Los cruces telefónicos que comprometen a gremialistas de Santa Fe.
Hugo Moyano habló del crimen de Abel Beroiz por primera vez desde que el asesino del tesorero confesara que le pagaron 20 mil pesos por cometer el homicidio. El titular de la CGT salió a defenderse de las acusaciones que pretenden vincularlo con el caso. “A eso lo va a tener que probar la Justicia”, dijo ayer, visiblemente molesto. También negó que el sindicato intente proteger a los autores intelectuales de la muerte de Beroiz: “El que fue que pague”.
El jefe de los camioneros habló con una radio porteña y dos agencias de noticias. Básicamente, se quejó por la cobertura periodística del tema. “En algunas páginas de Internet está circulando la falacia de que yo respaldo a alguien. Es mentira, no apoyo a nadie, sólo apoyo la acción de la Justicia”, sostuvo.
Moyano tuvo que aclarar por qué inicialmente atribuyó la muerte del tesorero a la inseguridad. En el velatorio de Beroiz, el 29 de noviembre, había hablado del tema en los siguientes términos: “Inseguridad hay en todos partes, como fue el caso del vicejefe de Gabinete Jorge Rivas. Son hechos aislados, que pueden ocurrir en el gremialismo, en el ambiente de ustedes o en cualquier lado”.
Ayer, consultado sobre aquellas declaraciones, Moyano dijo que al principio “todos pensábamos en un robo común”. “Yo estaba en el aeroparque por viajar a La Rioja y el hijo de Beroiz me llamó para decirme ‘lo asaltaron a mi viejo y lo hirieron, le pegaron un tiro y está en un sanatorio’.” El titular de la CGT dijo también que es “un disparate creer que no quiero investigar. ¿Cómo voy a incidir en una Justicia como la de Santa Fe? Quien dice que nosotros no queremos investigar es un imbécil”.
El asesino confeso del tesorero, Raúl Oscar Flores, relató en su declaración indagatoria ante el juez Osvaldo Barbero que un abogado llamado Julio Jerez, muy vinculado al gremio de los camioneros, le presentó a otros dos sindicalistas que fueron quienes le dieron la foto de su víctima, su rutina semanal y le describieron el auto en el que se movilizaba. Flores agregó que el apellido de uno de esos hombres es Agüero y que al otro le decían “Juancito”.
Los investigadores tienen en la mira a Juan Dell’Arciprete, un dirigente que había trabajado como vocal en el sindicato de la provincia de Santa Fe y fue removido por Beroiz debido a supuestas irregularidades en el uso de viáticos. También está bajo sospecha Raúl Luna, quien era el segundo del tesorero y que ocupó su lugar tras su deceso.
Néstor Pujato, abogado del hijo de Beroiz, dijo ayer a Página/12 que la familia espera que “entre el martes y miércoles, cuando se reanude la actividad en el juzgado, Flores pueda identificar en las imágenes del sepelio quiénes fueron los que lo contrataron”. Es que Flores habló de un hombre calvo que había estado en el entierro como la persona que le pagó 20 mil pesos como adelanto por el crimen.
El detenido, de 23 años, acaba de ser trasladado a la prisión de Piñero, con seguridad reforzada, luego de que el jueves se tajeara el vientre, por lo que tuvo que ser atendido en un hospital. El joven se hizo los tajos tras una pelea con su novia. Ayer sus familiares lo visitaron en su nuevo lugar de detención, bajo mayor vigilancia.
Flores hizo saber a través de su abogado que está escribiendo un libro; tendría la intención de contar en él los detalles del crimen por encargo. Al parecer, el preso habría empezado a dejar por escrito todo lo que sabe mientras estaba prófugo, cuando los instigadores del homicidio lo buscaban para silenciarlo.
Por otra parte, fuentes judiciales informaron que el juez Barbero ya tiene en su despacho el listado de los llamados telefónicos hechos por los sospechosos, y recibirá en los próximos días el informe sobre el entrecruzamiento de esas llamadas. Con estas planillas ya se ha detectado que Dell’Arciprete llamó al celular que utilizaba Flores, que era prestado por el primo de su concubina. El preso detenido tenía además un celular propio, pero el aparato habría sido destruido y Flores dice que no recuerda su número.
Beroiz, de 71 años, fue asesinado en la madrugada del 28 de noviembre del año pasado de tres balazos y siete puñaladas, cuando retiraba su automóvil de un estacionamiento. Flores lo atacó acompañado por un adolescente de 15 años, que quedó alojado en un instituto de menores; el chico está sospechado de haber sido quien acuchilló al dirigente gremial. Ambos serán careados el martes para establecer el rol de cada uno en el homicidio.
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