Viernes, 14 de noviembre de 2008 | Hoy
EL PAíS › OPINION
Por Raúl Puy *
La situación del Partido Socialista nos obliga hoy a reflexionar sobre algunas cuestiones vinculadas con nuestra historia pero, y por sobre todo, debería ubicarnos en la responsabilidad de pensar y ofrecer otras posibilidades para todos los compañeros y compañeras que no se ven representados con la conducción actual.
Una buena manera de reencontrar lo perdido es realizar una amplia convocatoria a todos los socialistas del país que sienten como propias las históricas banderas partidarias y construir una nueva Confederación Socialista para de esta manera acompañar las demandas de la ciudadanía.
No debemos permanecer inmóviles frente a la degradación política a la que ha llegado la conducción actual del socialismo que encabezan Roy Cortina y Rubén Giustiniani, ya que han puesto el partido al servicio de los sectores más reaccionarios del país. No es posible que en nombre de las ideas de la redención humana, basadas en la solidaridad, la libertad y la igualdad, este grupo que se apoderó de la estructura partidaria a fuerza de patotas, autoritarismo y fraude pase a ser la punta de lanza de la nueva derecha.
Cortina y Giustiniani, con su discurso en defensa de la República, en realidad custodian los intereses del capital financiero internacional y de los grandes propietarios de la tierra en nuestro país. Esto que se afirma es de muy fácil comprobación. Sólo basta ver algunas de las votaciones realizadas por los representantes de Giustiniani en la Cámara de Diputados de la Nación y por él mismo en el Senado. Ellos, acompañando a la derecha vernácula, han votado en contra de que el Estado nacional recupere la empresa Aguas Argentinas, en contra de la recuperación de Aerolíneas y tal vez el asombro mayor lo encontramos en el voto negativo sobre los derechos de exportación agropecuaria, ubicándose del lado de los intereses de la Sociedad Rural Argentina. A esto le podemos agregar el voto del mismo Giustiniani, siendo diputado, a favor de la rebaja del 13 por ciento a los jubilados y empleados públicos, como también el acompañamiento a las leyes de flexibilización laboral del gobierno del ex presidente Fernando de la Rúa. Todo expresa la coherencia del presidente del Partido Socialista, que por supuesto no sólo va en contra de los intereses de la clase trabajadora, los sectores populares y las clases medias, sino en contra de los intereses de la Nación misma.
Dada la tremenda crisis económica y financiera mundial no es posible que el Partido Socialista se cobije bajo el ala de la adivinadora de turno, que confunde con mucha irresponsabilidad al ciudadano que dice defender y propone una nueva alianza con los representantes del fracaso argentino de 2001.
Nos debemos el trabajo y el desafío de conformar con todos los partidos socialistas provinciales que se están constituyendo, por fuera de la estructura oficial, una gran fuerza verdaderamente socialista, democrática, plural y moderna, que rescate las banderas que los grandes fundadores de la idea socialista nos han legado. Nos debemos, entonces, la conformación de una nueva gran Confederación verdaderamente socialista.
* Legislador porteño por Diálogo por Buenos Aires.
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