Entre gritos de los docentes y aplausos de una hinchada PRO, el ministro de Educación porteño, Mariano Narodowski, protagonizó una de las sesiones más concurridas y más polémicas de la presentación del proyecto de Presupuesto 2009. El ministro evitó responder las preguntas sobre los recortes relativos a educación, derivó otras en sus subalternos y se dio el lujo de chicanearse con los kirchneristas y con el ex jefe de Gobierno Aníbal Ibarra. Anunció que el año próximo tiene previsto el mismo aumento que se dio este año y acusó a los gremios docentes de querer “cogobernar”.

La sesión duró cerca de seis horas cargadas de tensión, gritos y muchos cruces entre Narodowski y los legisladores opositores. Narodowski entró con un estruendoso aplauso de la comitiva de empleados municipales que ocupó la sala, como estrategia para contrarrestar las críticas de los docentes (ver aparte). Con el infaltable Power Point, Narodowski enumeró cifras y aseguró sin sonrojarse que “este presupuesto consolida el salto cualitativo que hizo este gobierno en los programas sociales”.

Enrique Olivera, presidente de la Comisión de Educación de la Legislatura, le preguntó por qué si el ministro de Hacienda, Néstor Grinde-tti, hablaba hace unas semanas de 1100 millones para educación, en su presentación Narodowski mencionó sólo 700 millones. “Además, hay una baja relativa del presupuesto educativo, que implica unos 100 millones de pesos: esto significa que se asignaron otras prioridades, como un 41 por ciento de aumento para las empresas recolectoras de basura. ¿A qué se debe?”, inquirió Olivera, quien también le preguntó por la disminución del presupuesto para infraestructura, por qué no están presupuestadas las becas y por qué redujeron en 440 millones el presupuesto para contratados.

De todo esto, Narodowski eligió contestar sólo dos preguntas, el resto las obvió. Dijo que se les dio continuidad a los contratados y pidió que si se aumenta el fondo para becas, no se reasigne de otras áreas del presupuesto educativo. La diputada de Nueva Izquierda, Patricia Walsh, volvió sobre la pregunta de la baja relativa del presupuesto educativo. “Usted, en campaña, estuvo de acuerdo conmigo en que el gasto educativo debía ser el 26 por ciento del Presupuesto. ¿Por qué entonces para 2009 bajamos de un 25 por ciento a un 23,4?”, planteó Walsh. “Esto no es un ajuste, sino que se discute cuánto ingresa. Pero esa discusión la tuvieron el jefe de Gabinete y el ministro de Hacienda, que tienen la visión global del presupuesto”, sostuvo Narodowski.

Walsh le preguntó también por qué “de las 28 obras en escuelas, sólo tres son en la zona sur”. “No todos los chicos de zona norte son de clase media. Hay muchos de la zona norte que también necesitan las obras”, dijo el ministro de Educación, que se enfrascó en una discusión sobre el acuerdo de 110 pesos no remunerativos con 14 gremios. “Si existe una ley por la que se blanqueó todo el salario, ¿nos puede explicar cuál es el criterio para volver a pagar en negro?”, dijo Walsh. “No es salario en negro, es un incentivo”, consideró Narodowski.

La socialista Verónica Gómez quiso saber cuál es el aumento salarial previsto para el año próximo, a lo que Narodowski respondió que “va a ser el mismo de este año. Esperamos que el año próximo podamos zanjar diferencias políticas y ponernos los pantalones”, dijo. La feminista Diana Maffía lo retó luego por esa expresión. Con Maffía volvió la discusión sobre el conflicto docente. Narodowski afirmó que los “gremios quieren cogobernar”, lo que llevó a un nuevo intercambio de aplausos y abucheos.

Gómez preguntó, además, por qué “se aumentan los subsidios a las escuelas privadas en un 46 por ciento, pero la dirección que las tiene que controlar se reduce un 20 por ciento”. Fue otra de las cosas que el ministro optó llamativamente por no responder, lo que derivó en una larga gresca que incluyó al público y a los legisladores del macrismo y la oposición.

La pregunta de Gómez que quedó flotando, que retomó luego la diputada del SI Liliana Parada era “por qué se recortaron 78 millones de Educación que pasaron al bacheo”. Narodowski volvió a pasarla por alto y por un largo rato no contestó nada más: derivó todas las respuestas a sus subsecretarios. “Le voy a insistir con una pregunta que no contestó”, planteó Aníbal Ibarra. “¿Aceptó o no esa reducción, que se derivó para poner baldosas?”.

–Usted quiere que le diga lo que usted piensa –dijo Narodowski.

–¡Ya van tres diputados y no contesta! –rebatió Ibarra.

–Nos acusa de superficiales y tenía el programa de Deserción Cero.

–¿Estuvo o no de acuerdo?

–Estamos de acuerdo con todas las decisiones presupuestarias.

“El gasto en educación privada trepó un ciento por ciento entre 2006 y 2009, ¿cómo se explica?”, preguntó Ibarra. “No hay que contraponer a los privados con los públicos, sino trabajar con los dos. Durante su gobierno la educación privada creció un 13 por ciento y la pública, un uno por ciento. ¿Quién es el privatizador acá?”, le respondió Narodowski, quien volvió a derivar otra tanda de preguntas en sus subalternos.

“Si usted no contesta las preguntas que le hacemos, yo me levanto y acá le pregunta un asesor mío”, lo embistió el legislador de la CTA, Martín Hourest, quien le volvió a preguntar por el aumento en educación privada, la rebaja relativa del presupuesto educativo y por “los 300 millones que ustedes cuentan en el presupuesto y que provienen de la venta de inmuebles, lo cual constituye un fenomenal negocio en Catalinas Norte”.

“Para usted será un negocio inmobiliario, para nosotros es una búsqueda de recursos genuinos”, sostuvo Narodowski.