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“Los jueces argentinos son de los más corruptos del mundo.” Así se despachó ayer el gobierno de Irán para criticar la investigación judicial por el atentado a la AMIA, en la que se pidió la detención de ex funcionarios y ciudadanos iraníes. El juez Rodolfo Canicoba Corral salió a defender su actuación en la causa: “El agravio es claramente cuando faltan razones”, dijo.

“En el caso de la explosión en AMIA se han producido desvíos debido a las presiones de los sionistas”, lanzó el vocero del Ministerio de Asuntos Exteriores de la República Islámica de Irán, Hasan Qashqavi. El funcionario añadió que el gobierno que integra “ha estado dispuesto totalmente a colaborar dentro del marco de unas pesquisas justas”. Pero –consideró–, este caso se desvió “de su cauce judicial y de la justicia”. Para Qashqavi, “de vez en cuando el asunto se utiliza para deteriorar las relaciones entre Teherán y Buenos Aires”.

Como remate, descalificó el accionar de toda la Justicia argentina: “Según un informe de la organización mundial contra la corrupción Transparencia Internacional, los jueces argentinos son de los más corruptos del mundo”.

La investigación sobre el atentado que en 1994 mató a 85 personas está en manos del juez federal Canicoba Corral, que ordenó las capturas del ex presidente iraní Akbar Hashemi Bahramie Rafsanjani, los ex ministros Alí Fallahijan y Alí Akbar Velayati, los ex comandantes Moshen Rezai y Ahmad Vahidi, el ex jefe de Seguridad Exterior Imad Fayez Moughnieh, el ex consejero cultural en Argentina Mohsen Ra-bbani y el ex tercer secretario de la delegación diplomática en Buenos Aires Reza Ashgari.

“El agravio es claramente cuando faltan razones para exponer –respondió el magistrado–. Como juez de la causa, estudié el pedido del fiscal y emití una sentencia interlocutoria, razonada, fundada en los elementos, que reúne todos los requisitos que tiene que reunir una resolución judicial.” Por eso –argumentó–, los imputados “no tienen nada que temer” y deberían ponerse “a la orden del fiscal” Alberto Nisman.