La dudosa muerte del delegado mendocino Ariel Quiroga, ocurrida el 20 de noviembre pasado, sumó otro capítulo. El juez que investiga su muerte ordenó la realización de una segunda autopsia a pedido de la familia y de la Unión Obrera de la Construcción Argentina (Uocra), sindicato al que pertenecía Quiroga. Por ahora el caso está calificado como “homicidio en riña”, pero los testimonios que fueron incorporados recientemente al expediente describen que el gremialista fue corrido, golpeado y arrojado a un canal por parte de los muchachos del poderoso Sindicato del Petróleo de Río Negro, Neuquén y La Pampa. Además, la Justicia investiga un cruce de llamadas telefónicas entre tres de esos sindicalistas y el intendente de Colonia 25 de Mayo, donde ocurrieron los hechos.

Ariel Quiroga tenía 36 años y en febrero de 2007 había sido destinado a la delegación Malargüe de la Uocra. Tenía tres hijos de 5,6 y 7 años y estaba separado desde hacía varios años. Sus conocidos lo definieron como una persona de carácter agradable, conciliador en momentos de conflicto y muy dedicado a su función sindical. “No fue una riña, no hubo pelea, nos quisieron matar”, había dicho dos días después Sergio Vázquez, dirigente de la Uocra y compañero de Quiroga que sobrevivió al ataque.

El 20 de noviembre habían acudido a ofrecer trabajo a desocupados de 25 de Mayo, una localidad de 12 mil habitantes ubicada a unos 415 kilómetros al sudeste de Santa Rosa que ha sido escenario de otros enfrentamientos. Las disputas tendrían origen en las afiliaciones de quienes trabajan en los yacimientos petrolíferos de La Pampa, un negocio millonario según afirman en la zona. Por un lado está el Sindicato de Petróleo de Bahía Blanca –con buena relación con los sindicalistas de la construcción mendocinos y pampeanos– y por el otro el Sindicato del Petróleo de Río Negro, Neuquén y La Pampa.

Según Vázquez, eran las 7 de la mañana y estaban en una asamblea en el puente dique de 25 de Mayo para asignar a trabajadores de 25 de Mayo los nuevos puestos de trabajo informados por la empresa Petro Andina cuando “aparecieron unos 150 tipos en camionetas y sin mediar palabra empezaron a agredirnos con palos, fierros y palancas de ruedas”. Los cuatro policías que había en el lugar fueron sobrepasados. Alguien señaló a Quiroga y Vázquez y les empezaron a pegar mientras escapaban. Vázquez cayó inconsciente, tras lo cual se escucharon balazos. Uno de los policías relató al juez de instrucción Manuel Alvarez que Quiroga siguió corriendo pero lo alcanzaron con un piedrazo en la espalda y cayó arrodillado. Lo empujaron a un canal de agua, y el delegado intentó aferrarse a una planta, pero como le seguían arrojando piedras se soltó. Cuatro horas más tarde apareció muerto.

Las fotos del momento en que fue encontrado su cuerpo y la declaración de este uniformado motivaron al magistrado para que ordenara una segunda autopsia, accediendo al pedido de la familia de Quiroga, el gremio de la construcción, Vázquez y la fiscalía. Es que no estaban conformes con la primera autopsia que determinó que Quiroga murió de asfixia por inmersión, que no estaba golpeado y que la cara ensangrentada fue por los golpes contra los paredones del canal. El nuevo estudio se hará en Santa Rosa.

“Estaba en el lugar y el momento equivocados, no tenía nada que ver con esa interna, fue una cacería de 150 contra 3 porque entendían que eran aliados de sus enemigos”, explicó a Página/12 Ricardo Camaño, secretario de prensa de la Uocra. Desde ese gremio enfatizaron ayer que lo ocurrido en La Pampa “no tiene nada que ver” con los sucesos de Rosario.

El juez también dispuso la investigación del cruce de llamadas entre el intendente de 25 de Mayo, David Bravo, y tres miembros del gremio petrolero de Río Negro, Neuquén y La Pampa. Es que el funcionario habría tomado partido en esta disputa, al punto que visitó a varios de ellos mientras estuvieron detenidos por el incidente. Eran catorce sindicalistas que ya fueron liberados. “Fui a visitar a vecinos que están pasando un mal momento”, dijo entonces el intendente. Los investigadores sospecharían que entre los tres que tuvieron contacto con Bravo podría estar el autor intelectual de la muerte de Quiroga. De comprobarse el caso daría un vuelco que incluiría un cambio de carátula.

El 19 de noviembre, Quiroga le había dicho a su secretaria que el sábado 23 estaría de regreso porque viajaba a La Pampa. No dijo a qué iba, pero era normal que se trasladara donde hay afiliados a Uocra en las explotaciones petroleras o mineras. En octubre había participado en la firma de un convenio entre Gas Privado de Cuyo y las empresas petroleras y mineras para lograr que los obreros de la construcción que se contratan en esta actividad fueran de origen mendocino. Algunos especulan con que esto pudo haber sido el detonante de que lo señalaran y luego lo agredieran.