Obreros de la empresa de autopartes Paraná Metal mantuvieron cortada durante ocho horas la ruta 9 que une Buenos Aires y Rosario, en reclamo por los 1200 puestos de trabajo que representa. La metalúrgica tiene suspendidas sus actividades desde hace treinta días y los trabajadores no cobran su sueldo. Ayer, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, se reunió con los directivos de la autopartista. Ante las observaciones realizadas, tendientes a “garantizar los puestos de trabajo”, los empresarios se comprometieron a reformular su propuesta para enfrentar la situación.

“Esta es la respuesta que tenemos que dar cuando nos quieren bajar el sueldo: unidad y organización”, dijo Alberto Piccinini, titular de la seccional de la Unión Obrera Metalúrgica (UOM) de Villa Constitución, al terminar el corte de la ruta con un acto. Fue el corolario de ocho horas donde los trabajadores de Paraná Metal y de otros talleres que realizan trabajos para ella se manifestaron “para defender la fuente de trabajo”, frente a la quiebra que la autopartista declaró el 16 de diciembre pasado.

La empresa, que trabaja fundamentalmente exportando autopartes a Brasil, pudo garantizar los salarios de sus 1200 trabajadores gracias a un subsidio que le otorgó el Estado nacional el año pasado. Pero la ayuda concluyó en octubre pasado. Por eso, los metalúrgicos santafesinos acampan en las afueras de la planta industrial desde el anuncio de la suspensión de la producción por parte de los dueños de la empresa. Los trabajadores se niegan a aceptar la propuesta patronal de reducir los salarios en un 30 por ciento para evitar los despidos.

El ministro de Trabajo mantuvo un encuentro con los representantes de quienes manejan Paraná Metal mientras se encuentra en convocatoria. Allí los empresarios le presentaron una propuesta y el funcionario formuló una serie de observaciones “para garantizar todos los puestos de trabajo”. Los empresarios se comprometieron a reelaborar la propuesta y presentar un plan de emergencia. Sobre la situación de convocatoria de la firma, Tomada afirmó ayer que se trata de “una empresa con serios problemas tecnológicos, con un retraso en las inversiones enorme, y que requiere de un nuevo inversor y una puesta en marcha acorde a sus posibilidades”.

A la manifestación en la ruta se sumaron miembros de la Federación Agraria de Eduardo Buzzi y de organizaciones piqueteras y políticas de izquierda (ver aparte). Esta situación sacó a flote las diferencias que existen entre la seccional de la UOM local, enrolada en la CTA, y el gremio nacional, que se encuentra dentro de la CGT. Representantes de los dos sectores serán recibidos hoy por Tomada en el ministerio para continuar con las negociaciones.

Una de las versiones que circularon ayer indica que el secretario de Comercio de la Nación, Guillermo Moreno, habría conseguido que el empresario local Carlos Leone se interesara por la empresa y se evalúa la posibilidad de que, mediante una inyección de capital, la empresa pueda volver a la producción.