Domingo, 28 de junio de 2009 | Hoy
EL PAíS › LAS ELECCIONES COMO ANTESALA DE LAS PRESIDENCIALES
Formalmente, hoy se votan 127 diputados y 24 senadores a nivel nacional. Pero en realidad hoy se rehace y define el escenario político para 2011. Los nombres que aspiran a estar en esa carrera, sus chances, sus debilidades y los cálculos que hacen.
Por Fernando Cibeira
A partir de las 8, poco más de 27 millones y medio de argentinos quedarán habilitados para elegir 127 diputados y 24 senadores en todo el país. Sin embargo, desde el vamos quedó claro que ésta no sería una mera elección legislativa. El Gobierno la planteó como un plebiscito a su modelo, adelantó cuatro meses el comicio y convirtió a la provincia de Buenos Aires –con la candidatura del ex presidente Néstor Kirchner, del gobernador Daniel Scioli y la de varios intendentes– en el terreno donde se definirá la contienda. La oposición respondió armando dos alianzas, una en la que se agruparon los peronistas disidentes y otra que unió las fracciones dispersas del radicalismo. Las últimas encuestas publicadas no permiten dar un veredicto anticipado sobre el resultado. Pero, más allá de qué partido gane, los votos aportarán también definiciones respecto del nuevo escenario político.
“No hay 2011 sin 2009”, profetizó Carlos Reutemann a principios de año. La vigencia de la máxima lolista no sólo se ajusta a su situación particular sino a la de todos los aspirantes a llegar a la Casa Rosada que hoy están en carrera. Pese a tratarse de una elección de medio término, los candidatos presidenciales en buena medida se juegan su futuro a suerte y verdad. Sin una ratificación de sus liderazgos en sus distritos, difícilmente puedan pensar en extenderlos a todo el país. Con todo, la situación de cada uno de ellos tiene sus particularidades:
- Cristina y Néstor Kirchner: ninguno de los dos manifestó todavía su deseo de candidatearse para un nuevo período, pero no habría por qué descartarlo de antemano. “Por favor, para el 2011 faltan 20 millones de años”, le respondió la Presidenta a Solita Silveyra cuando la consultó sobre la cuestión. “Yo estoy pensando en la Argentina, en ayudar en todo lo que pueda a que este modelo se consolide”, dijo el ex presidente en el reportaje en el noticiero de Telefé. Ninguno descartó la posibilidad de volver a la Casa Rosada. Es que, va de suyo, mantener en vilo la chance de una nueva candidatura servirá para evitar una prematura fuga de poder –el “síndrome del pato rengo”– para la segunda mitad del mandato de Cristina Kirchner. Eso sí, para darle viabilidad es necesario un incuestionable triunfo kirchnerista en la provincia de Buenos Aires y una aceptable cosecha en el resto del país. Aun con algunos legisladores menos, el kirchnerismo continuará siendo la principal fuerza en el Congreso. Y aunque las encuestas hoy puedan no darle muchas chances a un tercer mandato K, también es cierto que debería consolidarse dentro del PJ un liderazgo que supere al de los Kirchner, algo que hasta hoy no sucedió.
- Daniel Scioli: luego de una relación que supo tener momentos bien diferentes con los Kirchner, a partir de esta campaña el gobernador quedó definitivamente instalado como el delfín del oficialismo para el 2011. Su alineamiento se vio patente tanto en el acto de lanzamiento como en el de cierre de la lista de candidatos en la provincia, donde su defensa del modelo fue por momentos más enfática todavía que la del ex presidente. Scioli ya dejó trascender sus ambiciones presidenciales y anticipó que imaginaba que la candidatura del PJ se decidirá en una elección interna, en la que se ve compitiendo contra Carlos Reutemann. Obviamente, para alimentar sus aspiraciones también necesita de un triunfo en la provincia de Buenos Aires, si es contundente tanto mejor. Quedará por resolverse su situación con los Kirchner si ellos demoran en definir qué postura tomarán respecto de las próximas elecciones presidenciales.
- Carlos Reutemann: su lanzamiento y el anuncio de que esta vez sí buscaría llegar a la presidencia movió el escenario político en los albores de la campaña. Rápidamente, sumó los apoyos del cordobés Juan Carlos Schiaretti y del entrerriano Jorge Busti. Sin embargo, lo que pintaba como un paseo, dejó de serlo. Su candidatura en Santa Fe se estancó en la misma medida en que fue creciendo la del socialista Rubén Giustiniani a partir de la aparición del gobernador Hermes Binner. En un escenario parejo, varios de los últimos sondeos señalaron a Giustiniani como el probable vencedor. El Lole anticipó que así gane por un solo voto se considerará con respaldo suficiente para lanzarse a la presidencia. Pero, claro, tiene que conseguir ese voto cueste lo que cueste.
- Mauricio Macri: es, tal vez, el aspirante con panorama más sencillo para hoy. Una vez que se aseguró que Gabriela Michetti sería la candidata Pro en la Capital Federal, ninguna encuesta puso su triunfo –por amplio margen– en duda. Así, Macri podrá revalidar sus títulos en el segundo distrito del país luego de un año y medio de gestión. Por otro lado, el jefe de Gobierno porteño actuó como factótum de la alianza que forjaron Francisco de Narváez y Felipe Solá. Obviamente, le vendría bárbaro que Unión-PRO ganara también en la provincia de Buenos Aires, pero si así no ocurriera igual cuenta con argumentos suficientes para mantener sus ambiciones presidenciales en pie. Dado el desarrollo meramente local de su fuerza, Macri necesitaría sumar aliados en el interior del país para apuntalar sus posibilidades.
- Felipe Solá: no necesitaba participar de esta elección porque le quedaban dos años de mandato como diputado, pero decidió hacerlo alterado por la salida al ruedo de Reutemann y con la misma convicción de que “no hay 2011 sin 2009”. Pero la jugada le salió bastante mal. Para empezar, no lo dejaron encabezar la lista y debió resignarse a ser segundo de De Narváez. Además, sus aliados lo marginaron abiertamente de la campaña, con lo que su actuación se volvió casi testimonial: criticó a De Narváez por “desperonizar” su discurso y su compañero de lista le contestó profundizando esa estrategia. Su futuro presidenciable es improbable: sólo tendría posibilidades en caso de que Macri por alguna razón decida continuar otro mandato en la ciudad y no postularse en 2011, con lo que podría recoger la bandera del peronismo disidente. Si es que esta vez lo dejan.
- Gobernadores del PJ: algunos de ellos ya dejaron trascender intenciones presidenciales y otros aún no pero también las tienen. Varios esperan hoy obtener triunfos contundentes en sus provincias y de esa manera colaborar en la cosecha del peronismo a nivel nacional. A partir de mañana, nombres como Mario Das Neves, Jorge Capitanich, Juan Manuel Urtubey y José Luis Gioja, por mencionar algunos, si triunfan estarán a la expectativa de algún destino nacional o, al menos, de ser tenidos en cuenta en la mesa de las decisiones.
- Julio Cobos: no fue el protagonista de la campaña que seguramente imaginó. Dejado de lado por sus aliados del Acuerdo Cívico y Social de las listas en Capital Federal y provincia de Buenos Aires, el vicepresidente respondió con una foto con De Narváez que no derivó en una tempranera ruptura únicamente porque estaban en plena campaña. Cobos decidió replegarse a su distrito y limitar su participación en la campaña a apoyar a sus candidatos en Mendoza. Si, como se supone, gana en su provincia, buscará convertirse en el candidato del panradicalismo en 2011. Tiene la ventaja de que el radicalismo oficial no tiene otro aspirante de los mismos kilates, aunque sus enemigos internos son muchos y seguramente buscarán ponerle trabas a su nominación.
- Elisa Carrió: su extraña jugada de colocarse como tercera candidata a diputada en la ciudad de Buenos Aires y llevar al frente de la lista al robótico economista Alfonso Prat Gay parece haber salido peor de lo que podía esperarse. No sólo no evitaría la consabida victoria de Michetti, sino que el Acuerdo Cívico podría quedar tercero en su propio distrito, con lo que los encuestadores dudaban de que Carrió pueda alcanzar una banca. Para más, sus incursiones de campaña en la provincia de Buenos Aires tampoco habrían tenido un alto efecto y no consiguió ayudar a la performance de su candidata Margarita Stolbizer, que incluso ya deslizó algunas críticas al manejo personalista de la jefa de la Coalición Cívica. Por ejemplo, que hubiera marginado a Cobos y a Binner de los actos. Aunque la semana pasada Carrió aseguró que en estas elecciones su liderazgo no estaba en juego, es difícil pensar cómo podrá mantener en pie sus ambiciones presidenciales si se concreta la debacle.
- Hermes Binner: todo indicaba que el socialismo de Santa Fe marchaba a una segura derrota ante la reaparición de Carlos Reutemann, pero el panorama giró 180 grados en las últimas semanas. Binner se puso la campaña al hombro y logró torcer las encuestas: ahora indican que es probable que su candidato, Rubén Giustiniani, se imponga. Si resulta así, el impacto del resultado colocará al gobernador santafesino entre los presidenciables del Acuerdo Cívico, aunque su pertenencia a esa alianza no quedó muy firme durante la campaña nacional. Carrió ya dijo que lo prefería a Cobos como candidato. La posibilidad de una interna abierta para definir la fórmula entre el vicepresidente y el gobernador santafesino –algo que se había barajado por primera vez en octubre pasado, cuando los socialistas participaron de la Convención Nacional de la UCR– vuelve a presentarse para algunos dirigentes como la salida más atractiva.
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