En la Cancillería hablaban de un encuentro “trascendental” para el futuro de las relaciones entre Argentina y Chile. “Esto ratifica que para ambos países el proceso de integración es una política de estado: hoy podemos anunciar que nuestras cancillerías han elaborado un proyecto superador del histórico Tratado de Paz y Amistad de 1984”, subrayó un entusiasmado Jorge Taiana luego de la convocatoria que congregó un buen lote de funcionarios argentinos y chilenos en el Palacio San Martín. El Tratado de Cooperación e Integración, que ayer quedó delineado, será firmado por las presidentas Cristina Kirchner y Michelle Bachelet en Santiago en noviembre. Ese mismo mes, ambas viajarán al Vaticano para mantener una reunión conjunta con el papa Benedicto XVI para conmemorar la mediación papal que evitó el conflicto por el Canal de Beagle.

De esta manera, los dos gobiernos apuntan a darle a la relación bilateral un “salto de calidad” que se suponía que tendría durante los mandatos de las presidentas pero que, por h o por b, hasta ahora no se dio. Este nuevo tratado vendrá a reemplazar al de Paz y Amistad que, en rigor, establecía las relaciones de dos países que recién conseguían superar la desconfianza que –locura militar mediante– estuvo a punto de terminar en una guerra. “Este tratado sentará las bases para las relaciones bilaterales en las próximas décadas”, explicaban en Cancillería.

En el Palacio San Martín se juntó una importante representación de los gabinetes. De lado argentino, además de Taiana, estuvieron Florencio Randazzo (Interior), Débora Giorgi (Producción), Julio De Vido (Producción), Julio Alak (Justicia), Carlos Tomada (Trabajo), Alberto Sileoni (Educación) y Lino Barañao (Ciencia y Tecnología). Por la contraparte trasandina, Mariano Fernández (canciller), Edmundo Pérez Yoma (Interior), Hugo Lavados (Economía), Mónica Jiménez de la Jara (Educación), Carlos Maldonado (Justicia), Claudia Serrano (Trabajo), Sergio Bitar (Obras Públicas) y Santiago González Larraín (Minería). Además, participaron varios secretarios y funcionarios de menor rango.

El encuentro arrancó a las 11 y cerró a las 17, con varias reuniones en los que se avanzó en cuestiones de integración tema por tema. Edmundo Pérez Yoma –que es ministro del Interior pero en la práctica cumple las funciones de un jefe de gabinete– afirmó que “el poder hacer este tipo de reuniones es un símbolo del nivel de relación que tenemos” y dijo estar convencido de que “de todas las cosas, lo que más comparten ambos países es el futuro común”.

Chile viene adquiriendo un rol cada vez más central en el mundo del comercio internacional, con varios tratados de libre comercio firmados con los más diversos países. Taiana sostuvo que la nueva integración buscará “aportar valor agregado en forma conjunta” a los bienes producidos por ambos países y “acceder a mercados no tradicionales”.

El canciller chileno explicó que el Tratado que las presidentas firmarán en noviembre apuntará a dar “un marco general para facilitar” las obras de integración. Ayer se avanzó en varias de ellas, por ejemplo, en los estudios para la construcción de un túnel de baja altura en los Andes mendocinos, una ambiciosa obra que demandará ocho años de trabajos y un costo de tres mil millones de dólares.

El moño a toda la movida será el 28 de noviembre, cuando Cristina Kirchner y Michelle Bachelet puedan fotografiarse juntas con el Papa, coronando una histórica vuelta de página en la relación bilateral.