Viernes, 9 de octubre de 2009 | Hoy
EL PAíS › LA CAMARA ALTA TRATA HOY EL PROYECTO DE SERVICIOS DE COMUNICACION AUDIOVISUAL
El kirchnerismo está seguro de tener los votos para aprobar el proyecto en general y confía en que será sancionado sin cambios. La oposición busca conseguir modificaciones en algunos de los artículos en un debate que se extenderá hasta la madrugada.
Por Miguel Jorquera
Llegó el turno del Senado. Los senadores del kirchnerismo buscarán convertir hoy en ley el proyecto de Servicios de Comunicación Audiovisual en la sesión especial que comenzará a las diez de la mañana. La oposición se abroquelará detrás de la estrategia de conseguir en el recinto alguna modificación al texto de la media sanción de Diputados para frenar la iniciativa y que esta regrese a la Cámara baja. Ayer, el bloque oficialista volvió a reunir su tropa en un clima más distendido que el de algunos días atrás y el radicalismo conservó el hermetismo sobre su propio dictamen, al que considera la llave que abrirá paso a los cambios en la iniciativa. En tanto, el peronismo disidente –que también se plegará a la estrategia trazada por el radicalismo– intentó diferenciarse a través de una rueda de prensa de una liga de ex gobernadores para criticar el proyecto del Gobierno.
La víspera del día D en el Senado fue agitada. Al mediodía, la Comisión de Labor Parlamentaria –de la que participan todos los presidentes de bloque– pactó tras algunos rodeos los tiempos que tendrán los muchos oradores previstos en la sesión de hoy. Los miembros informantes de cada dictamen tendrán treinta minutos para exponer, en tanto cada senador a título personal dispondrá de diez para expresar su postura sobre el proyecto de comunicación audiovisual. No habrá límites de tiempo durante el debate sobre el articulado de la media sanción que llegó desde Diputados.
Al término del encuentro, el radicalismo volvió a la carga contra el proyecto oficial. “El kirchnerismo no tiene límites, están fuera de sus cabales y, por controlar los medios de comunicación, está dispuesto a cualquier cosa”, dijo el presidente de la UCR, Gerardo Morales. El senador jujeño tampoco perdió la oportunidad para embestir el cambio de actitud de la senadora cobista por Corrientes, María Sánchez (ver aparte), y concluyó que “esto viene muy mal, poco transparente”.
El radicalismo evitó abrir el juego de su estrategia y guardó bajo llave el dictamen de minoría con el que llegará hoy al recinto. Los senadores y asesores del bloque de la UCR trabajaron toda la semana en consensuar con el resto de la oposición un texto común sobre los artículos más cuestionados, con la idea de seducir a los oficialistas díscolos y conseguir su apoyo. Entre ellos cuentan al jujeño Guillermo Jenefes, dueño de un multimedio en su provincia, y a los chubutenses Silvia Giusti y Marcelo Guinle. Todos ellos adelantaron su voto a favor en general pero mantienen sus críticas sobre varios de los artículos del proyecto.
En la lista de los más resistidos figuran el 14, referido a la composición de la autoridad de aplicación; el 32, que faculta al Ejecutivo a adjudicar las licencias en las ciudades de más de 500 mil habitantes, aunque las mismas se harán bajo las pautas que fije la autoridad de aplicación; y el 161, que contiene la llamada cláusula de desinversión, que estipula el plazo de un año para que las empresas monopólicas se adecuen a la nueva norma.
Aunque se plegarán a la estrategia que trazó el radicalismo para dar batalla en el recinto por cambios en la iniciativa, el peronismo anti K, nucleado en el Interbloque Federal, se mostró unido para embestir contra la ley que impulsa el Gobierno. La mesa, en la rueda de prensa, la presidió un suerte de liga de ex gobernadores: los senadores Carlos Reutemann (Santa Fe), Juan Carlos Romero (Salta), Adolfo Rodríguez Saá (San Luis), y los diputados electos Felipe Solá (Buenos Aires) y Ramón Puerta (Misiones). “Argentina no puede seguir entrampada en los caprichos de un matrimonio”, dijeron.
Romero fue mucho más explícito sobre el objetivo que propuso el peronismo disidente para la sesión de hoy: “La mejor ley es que no haya ley”, sostuvo el salteño antes de afirmar que “este texto tiene mucho de revancha por el que no piensa igual que el Gobierno” y que se asemeja “al modelo chavista”.
“La falta de federalismo ya es insoportable. Esta ley de medios es unitaria”, sumó Solá y sostuvo que “las presiones existen y fueron llevadas al máximo por este Gobierno”. Fiel a su estilo, Reutemann afirmó que “se debería haber logrado un acuerdo de todo el espectro político argentino”. Rodríguez Saá pasó el aviso político: todos ellos convocarán a un acto propio para el 17 de octubre, el Día de la Lealtad peronista.
Mientras tanto, el jefe del bloque K, Miguel Angel Pichetto, abría las puertas de su despacho para juntar a los senadores del oficialismo. Casi toda la bancada acudió a la cita. Faltaron el cordobés Roberto Urquía y la misionera Elida Vigo, ambos con licencia por enfermedad; pero tampoco estuvo en la reunión la chubutense Giusti.
Puertas afuera, Pichetto prefirió la cautela y esquivó hacer pronósticos, aunque se lo veía mucho más sereno que los días anteriores y seguro de los números que maneja. Los cálculos menos optimistas le auguran al oficialismo la certeza de conseguir la sanción en general del proyecto. El bloque K reuniría al menos 40 senadores, entre propios y aliados, a favor del proyecto, sobre un total de 72 legisladores que componen la Cámara alta.
Diferentes son las cifras a la hora de calcular los votos propios en los artículos más resistidos, pero mucho dependerá de la asistencia en el recinto. Urquía, Vigo y el radical Norberto Massoni no serían de la partida por sus problemas de salud. Con 69 senadores presentes –en caso que concurran todos los demás– el kirchnerismo necesita 35 votos para resistir cualquier embestida opositora sobre cambios en el texto. Un número que lo acerca al objetivo de transformar en ley el proyecto. Aunque nada estará dicho hasta el momento de la votación.
Cobos se reservó el cierre de la agitada jornada. Desde su despacho se distribuyó un escueto comunicado (ver aparte) donde el vicepresidente sólo le pone título a la misiva con el objetivo de sacarse de encima el peso político sobre el cambio de decisión de la cobista correntina Sánchez.
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