EL PAíS › MACRI EVITó RECHAZAR EL RECLAMO DE GUELAR DE UNA AMNISTíA A REPRESORES

Sólo un pedido de tolerancia

Aunque dijo que su posición es “a favor de que se juzgue todo”, el jefe de Gobierno porteño reclamó “ser más tolerantes” con opiniones como la del ex diplomático menemista. También intentó relanzar su candidatura y aseguró que enfrentar a Kirchner sería “el sueño del pibe”.

Fiel a su costumbre, Mauricio Macri evitó definiciones contundentes y pidió mayor tolerancia para Diego Guelar, el dirigente de su partido que propuso una “amplia amnistía” para los militares culpables de crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura. Aunque aclaró que su posición personal es “a favor de que se juzgue absolutamente todo”, tampoco le quitó su respaldo al diplomático que es secretario en el PRO. El jefe de Gobierno porteño también intentó relanzar su candidatura presidencial, dañada tras la seguidilla de escándalos que protagonizó su administración durante el último semestre, y aseguró que enfrentar a Néstor Kirchner en los comicios sería para él “el sueño del pibe”, porque el santacruceño, sostuvo, “no puede ganar nunca una segunda vuelta”.

“Tenemos que ser más tolerantes a que la gente tenga opiniones diversas a las que tenemos todos”, dijo Macri para defender a Guelar, ex embajador ante los Estados Unidos durante la era de las “relaciones carnales” bajo el gobierno de Carlos Menem. El ahora secretario de Relaciones Internacionales del PRO había difundido un documento en el que expresaba la necesidad de “saldar nuestro pasado trágico con una amplia ley de amnistía”, lo que le sumó un nuevo problema al jefe de Gobierno, que en los últimos meses debió lidiar con la renuncia de dos jefes de su Policía Metropolitana y de un ministro, a causa de una red de espionaje ilegal, y con el turbulento paso por la cartera de Educación del también diplomático y apologista de la dictadura Abel Posse.

“La Argentina que yo quiero es una Argentina en la cual convivamos desde la democracia con opiniones diversas a las que tenemos otros”, insistió Macri, aunque se cuidó de aclarar que, en forma personal, está “a favor de que se juzgue absolutamente todo lo que sucedió en el pasado”. Sin embargo, soslayando diferencias entre los delitos comunes y los perpetrados por el terrorismo de Estado, pidió que “todos aquellos que hayan cometido cualquier tipo de homicidios paguen sus consecuencias”.

Macri, de todas formas, intentó abrirse de la discusión alegando que “el PRO ha marcado claramente que su energía, su prioridad, está puesta no en perseguir fantasmas del pasado sino en resolver los problemas del presente que afectan los derechos humanos de la gente que vive hoy actualmente”, como, por ejemplo –enumeró–, el acceso “a una buena seguridad, a una buena salud, a justicia independiente, a un buen trabajo”. Curiosamente, el polémico documento de Guelar del que el empresario buscaba despegarse propone, con casi las mismas palabras, “definir los derechos humanos como el acceso y las garantías para su ejercicio pleno de las condiciones esenciales de bie-nestar para todos los habitantes de nuestra patria”.

En una conferencia de prensa que llevó a cabo en el Ministerio de Salud porteño, en el barrio de Parque Patricios, el jefe de gobierno también intentó relanzar su dañada candidatura presidencial, resentida tras el magro resultado electoral del PRO en Capital y los tropiezos en la gestión, a tal punto de que su principal socio, Francisco de Narváez, hizo públicas sus propias ambiciones de llegar a la Casa Rosada. “Estamos construyendo una candidatura –anunció Macri–. Obviamente que el sueño del pibe sería enfrentar a Kirchner, que no puede ganar nunca una segunda vuelta.”

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