Martes, 5 de enero de 2010 | Hoy
EL PAíS › PENUMBRAS
Sólo el 40 por ciento de los trasplantados cardiopulmonares sobrevive más de cinco años. El límite de edad aconsejado es de 50 años, ya que para los mayores es difícil tolerar las complicaciones.
Por Pedro Lipcovich
Ayer, a las 20.40, finalizó lo que, a posteriori, resultó ser la larga agonía de Roberto Sánchez, Sandro: su último tramo comenzó con el trasplante de pulmón y corazón efectuado el 20 de noviembre, y en rigor había empezado el 14 de marzo del año pasado: entonces, el cantante fue internado con graves dificultades para respirar, a consecuencia de la enfermedad pulmonar obstructiva crónica que sufría luego de haber fumado tabaco durante muchos años. Tras el trasplante cardiopulmonar, Sandro padeció cinco intervenciones más, en relación con complicaciones postoperatorias. Un especialista de la Sociedad Argentina de Trasplantes señaló a este diario que “el límite de edad aconsejado para trasplante cardiopulmonar es de 50 años, según las guías internacionales”, ya que “los más jóvenes tienen más chance de soportar las múltiples complicaciones”. Sandro tenía 64 años. Anoche, sus restos eran dispuestos para el traslado desde Mendoza, donde estuvo internado, a la ciudad de Buenos Aires.
La muerte se produjo como consecuencia de una infección generalizada en la sangre. En la mañana de ayer, el cirujano Claudio Burgos –jefe del equipo que el 20 de noviembre había efectuado el trasplante– anunció que el estado de su paciente era “crítico”. Poco antes había sido sometido a una nueva cirugía para tratar de suturar una nueva fístula aparecida en el bronquio izquierdo. Sergio Perrone, cardiólogo personal de Sandro, había precisado que la gravedad del caso se debía a “una mala irrigación por la parte del árbol bronquial del donante; a la asistencia respiratoria prolongada; a la desnutrición, por dificultades para alimentarlo; a los psicotrópicos, a la infección”.
En la tarde, fue sometido a otra operación “para limpiar la zona bronquial y permitir una mejor oxigenación de la sangre donde se presenta la infección”, anunció el equipo tratante, agregando que el paciente presentaba “un shock séptico” generalizado en la sangre. Pocas horas después, a las nueve menos veinte, falleció. En las semanas posteriores al trasplante había sido sometido a otras tres operaciones, la última de ellas el 22 de diciembre. Antes, Sandro había estado internado desde el 14 de marzo, cuando la EPOC (enfermedad pulmonar obstructiva crónica), que padecía como consecuencia del consumo de cigarrillos, llegó a hacerle difícil respirar por sus propios medios.
Luis Ahualli –jefe del equipo de trasplante cardíaco del hospital Argerich y miembro de la Sociedad Argentina de Trasplantes – observó a este diario que “las guías internacionales aconsejan, para el trasplante cardiopulmonar, un límite de edad de 50 años. Se procura que sean pacientes jóvenes porque tienen más chances de soportar las múltiples complicaciones que pueden producirse”.
Es que en este tipo de intervención “se producen muchos rechazos, y es frecuente que se suelten las suturas en la tráquea”, agregó el profesional. Además, “los pulmones trasplantados carecen del reflejo que permite toser, por lo cual se acumula la mucosidad y crece el riesgo de infecciones. Las complicaciones son menores cuando se trasplanta sólo un pulmón. Es cierto que, en pacientes donde también el corazón está muy deteriorado, la única chance de vida puede ser el trasplante cardiopulmonar”.
Ahualli agregó que “según las estadísticas de la Sociedad Internacional de Trasplantes de Corazón y Pulmón (Ishlt es la sigla en inglés), sólo el 40 por ciento de los pacientes que han recibido trasplante cardiopulmonar sobreviven luego de cinco años. Para el trasplante de un solo pulmón, en cambio, el 50 por ciento sobreviven por lo menos ocho años”.
Rubén Schiavelli, presidente de la Sociedad Argentina de Trasplantes, destacó que “en todo caso, Sandro tuvo su oportunidad. Hay que destacar la existencia en la Argentina de una lista de espera confiable y transparente, administrada por el Incucai, y recordar la importancia de que, ante un fallecimiento, la familia tome en cuenta la posibilidad de la donación de órganos”.
Anoche se anunció que los restos de Roberto Sánchez serían trasladados en las próximas horas a Buenos Aires. Serán velados en el Salón de los Pasos Perdidos del Congreso de la Nación, el mismo donde se efectuó el velatorio de Mercedes Sosa.
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