Jueves, 18 de marzo de 2010 | Hoy
EL PAíS › CRISTINA KIRCHNER RECIBIó A LOS OBISPOS ENCABEZADOS POR BERGOGLIO
Tanto el Gobierno como las autoridades de la Conferencia Episcopal evaluaron como “positivo” el encuentro. El diálogo fue menos formal que lo previsto y coincidieron en la necesidad de “rescatar la política”.
Por Washington Uranga
Los obispos encabezados por el cardenal Jorge Bergoglio llegaron minutos antes de las 19, la hora prevista para la audiencia, a la Casa Rosada. Casi inmediatamente fueron recibidos por la presidenta Cristina Fernández. El diálogo, “cordial” según todos los participantes y “más político de lo inicialmente previsto” según algunos, duró aproximadamente una hora y cuarto. Los obispos entregaron su documento y la conversación no eludió ni el tema del pago de la deuda y los respectivos decretos de necesidad y urgencia, ni la necesidad de “rescatar la política”, planteado por uno de los obispos presentes. El vocero del la Conferencia Episcopal, el sacerdote Jorge Oesterheld, dijo al término del encuentro que los obispos se retiraron “muy satisfechos” por la reunión.
Así, lo que en principio se planteaba como una reunión meramente formal se transformó en un intercambio que, de acuerdo con lo manifestado por varios de los protagonistas, es “de los mejores” que se han generado entre este gobierno y la cúpula del Episcopado. La Presidenta estuvo acompañada por el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, y los ministros de Relaciones Exteriores, Jorge Taiana, y del Interior, Florencio Randazzo, y el secretario de Culto, Guillermo Oliveri. Junto a Bergoglio ingresaron al despacho presidencial los vicepresidentes de la Conferencia Episcopal, Luis Villalba (arzobispo de Tucumán) y José María Arancedo (arzobispo de Santa Fe).
En un intercambio que fue calificado de “franco” por parte del Gobierno, intervinieron casi todos los participantes, aunque el hilo de la conversación fue llevado por la Presidenta y el cardenal Bergoglio. El jerarca eclesiástico reiteró, con otras palabras, los términos generales del documento episcopal de la semana anterior en el cual la Comisión Permanente sostuvo que “urge recrear las condiciones políticas e institucionales que nos permitan superar el estado de confrontación permanente”. La Presidenta insistió en la necesidad de encontrar “soluciones concretas” a los problemas que enfrenta el país, subrayando su decisión de avanzar en este sentido haciendo todo lo que esté a su alcance actuando “en el marco de la Constitución”.
Se habló también del pago de la deuda externa del país y de las circunstancias políticas suscitadas a partir de la decisión presidencial adoptada por un decreto de necesidad y urgencia. Frente a esta posibilidad la Presidenta se mostró dispuesta a dialogar y a encontrar coincidencias con la oposición, siempre y cuando –dijo– desde las filas contrarias al Gobierno se planteen “propuestas concretas” y alternativas para ser consideradas. “Si no es con un DNU, sacamos una ley”, les aseguró la Presidenta a los obispos, insistiendo en que para ello es necesario que “la oposición haga propuestas”.
En esta ocasión los obispos decidieron limitar el diálogo a las cuestiones políticas e institucionales. Y no hubo, por parte de la jerarquía, solicitudes de otro tipo. El clima de cordialidad no se vio alterado tampoco por alusiones, por ejemplo, a una eventual legislación sobre la despenalización del aborto o el matrimonio entre personas del mismo sexo, dos temas que preocupan a la jerarquía católica.
Hubo tiempo para una apelación de Arancedo reclamando el “rescate de la política” y la necesidad del “diálogo”. Casi en la puerta, Cristina Fernández aludió a ciertos comentarios que la acusan de intentar perpetuarse en el poder. Dirigiéndose entonces a Bergoglio le dijo: “No es así, Ud. y yo nos vamos juntos en el 2011”, aludiendo a que al final de ese año termina el mandato presidencial y también la presidencia del cardenal en la Conferencia Episcopal.
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