Martes, 20 de abril de 2010 | Hoy
EL PAíS › A LAS 10, LA CORTE INTERNACIONAL DARá A CONOCER SU VEREDICTO SOBRE LA CONTROVERSIA POR BOTNIA
Luego de cuatro años, hoy se conocerá la decisión del tribunal sobre el diferendo entre Argentina y Uruguay. Los asambleístas de Gualeguaychú seguirán la lectura del fallo desde el corte de ruta.
Por Laura Vales
La Corte Internacional de La Haya dará a conocer hoy, después de cuatro años de proceso, el fallo sobre la instalación de la pastera Botnia. A partir de las 10 (hora argentina), en la sala de audiencias del tribunal, el juez Peter Tomka, su presidente en ejercicio, comenzará a leer la sentencia frente a las delegaciones de Argentina y Uruguay. En Gualeguaychú, la lectura será seguida desde el corte de ruta.
Ayer, en espera del veredicto, el canciller Jorge Taiana se mostró confiado en que será favorable a la Argentina en cuanto a que los uruguayos violaron el estatuto del río Uruguay, autorizando unilateralmente la instalación de la pastera. Pero en Montevideo su par uruguayo Luis Almagro se dijo convencido de que La Haya no ordenará relocalizar la planta. “No puede pasar por la cabeza de nadie levantar la planta y llevársela de nuevo a Finlandia”, definió.
Está previsto que la lectura del fallo lleve cerca de tres horas. Luego habrá que desglosar los pro y los contra para cada país.
El caso fue abierto en mayo de 2006, cuando el gobierno del entonces presidente Tabaré Vázquez cortó las negociaciones con la Argentina y anunció que seguiría adelante con la construcción de las dos papeleras, Botnia y Ence, por entonces en su etapa inicial de edificación. Aquel final abrupto de las negociaciones se produjo luego de que Botnia se negara a suspender por 90 días la construcción de su planta para que la Argentina y el Uruguay pudieran realizar un estudio de impacto ambiental. Más tarde, Ence aceptaría ser relocalizada y el juicio ante La Haya quedó así restringido a una sola pastera, aunque de tamaño mega. La papelera produce hoy más de un millón de toneladas de pulpa de celulosa al año, más que todas las pasteras argentinas juntas.
La denuncia contra el Uruguay tuvo dos ejes: el primero fue el planteo de que los uruguayos violaron el tratado del río Uruguay, que regula el uso del curso de agua compartido. Firmado en 1975, el tratado establece que cuando un emprendimiento sobre sus aguas pueda afectar al país vecino, éste debe ser informado y consultado para su aprobación. Este mecanismo de consulta previa, denunció la Argentina, no fue cumplido por el Uruguay, aunque los uruguayos argumentan en su defensa que obtuvieron un visto bueno de boca del ex canciller Rafael Bielsa.
El segundo eje de la demanda es el tema de la contaminación. La Argentina sostuvo ante el tribunal que la papelera ya está contaminando el río, aunque sobre este tema hay toda una discusión sobre los parámetros permitidos. Uruguay sostiene que no los ha sobrepasado. Los últimos meses del año pasado, después de la finalización de las audiencias orales ante la Corte, el interés de los jueces estuvo concentrado en este aspecto del tema, sobre el que hicieron una serie de consultas por escrito.
Por esto, una lectura que hacen en estos días los hombres de la diplomacia que conocen el paño es que el tribunal internacional podría decir que el Uruguay violó el estatuto, pero no ordenaría la relocalización de Botnia si no considera probado que su funcionamiento está perjudicando a la Argentina. Como medida intermedia, podría ordenar que la CARU (Comisión Administradora del Río Uruguay, un organismo con representación de ambos países) se hiciera cargo de vigilar la cuestión ambiental.
Los equipos legales están desde ayer en La Haya, después de sortear dificultades en sus viajes. El cierre de los aeropuertos por la nube de ceniza volcánica puso en aprietos a la delegación local que encabeza Susana Ruiz Cerutti. Los integrantes del equipo tuvieron que reprogramar su vuelo para aterrizar finalmente en Roma. Según informó la Cancillería, desde ahí viajaron más de 1500 kilómetros por tierra, cruzando Alemania y Suiza en tres vehículos, dos de la embajada argentina en Roma y el restante de la representación ante el Vaticano.
Ruiz Cerruti está acompañada por Horacio Basabe, director del Instituto del Servicio Exterior de la Nación; Santos Goñi Marenco, embajador ante los Países Bajos, y el secretario de Ambiente y Desarrollo Sustentable, Homero Bibiloni. En la audiencia estarán además los abogados que trabajaron por el Estado argentino en este caso, Marcelo Kohen, Alan Beraud, los franceses Alain Pellet y Laurence Boisson de Chazournes, el inglés Philippe Sands y el alemán Daniel Müller.
Por su parte, en la delegación uruguaya que encabeza el ex canciller Pedro Vaz, los funcionarios están acompañados por integrantes de todos los partidos de la oposición con representación parlamentaria, a quienes el gobierno de Mujica invitó como un gesto de que todo el arco político uruguayo está alineado en defensa de la continuidad de la pastera. “Vamos a estar unidos porque este es un tema de todos los uruguayos. Es impensable que algo parecido pudiera pasar con la delegación argentina”, dijo el ex candidato a presidente de los colorados Pedro Bordaberry, en un aguijonazo a Buenos Aires.
Los fallos de la Corte no pueden ser recurridos: son inapelables. Los Estados están comprometidos por la Carta de la ONU a cumplir con aquello que se dicte.
En su reciente (y sorpresiva) visita a Buenos Aires, el presidente José Mujica acordó con Cristina Kirchner los pasos a seguir luego de conocida la sentencia. En principio, serán las cancillerías las encargadas de administrar lo que disponga el fallo. Mujica y Cristina se reunirán además, días después de la lectura, posiblemente la semana próxima.
Se espera que el caso Botnia sirva además como guía para las papeleras que se aprestan a seguir desembarcando en el Uruguay. Un informe de la consultora PricewaterhouseCoopers difundido ayer por el diario El Obervador, de Montevideo, señala que el Uruguay participó el año pasado en “dos de los diez negocios más importantes a nivel forestal del mundo”. Ellos fueron la transferencia de los activos de Botnia a su connacional UPM y la asociación de la empresa finesa Stora Enso con la chilena Arauco para quedarse con el paquete de Ence. “Uruguay emergió como la próxima frontera para la producción de pulpa de celulosa en América del Sur, y como uno de los destinos de inversión preferidos”, concluyó el informe.
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