EL PAíS › EL TESTIMONIO DE UN ENFERMERO

Un relato interno

Un ex enfermero de la Unidad Penitenciaria 1 de Córdoba relató ayer el asesinato de un preso político en manos del entonces teniente Gustavo Adolfo Alsina. Julio Eduardo Fonseca recordó ante el tribunal que juzga a Jorge Videla y a otros treinta represores del Tercer Cuerpo de Ejército que durante la noche más fría de 1976 el militar ordenó estaquear en un patio del penal a José Moukarzel, miembro del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP). Contó que Alsina le daba golpes y patadas cuando el preso estaba moribundo, que le impidió reanimarlo y “aun sabiendo que estaba muerto seguía golpeando el cuerpo y se mataba de risa”. Alsina dijo desconocer al enfermero, denunció “una enorme confabulación” en su contra y pidió un careo con el testigo. El ex penitenciario recordó que al menos una vez visitaron la cárcel el general Luciano Menéndez, que acumula cuatro condenas a prisión perpetua, y el ex obispo de Córdoba y presidente de la Conferencia Episcopal Argentina, Raúl Primatesta, que murió impune.

Fonseca confesó que nunca había declarado sobre los crímenes en la UP1 “porque sentía miedo”. Relató que tras el golpe de Estado “eran normales las torturas, golpes y simulacros de fusilamientos”. “A los presos los traían desde La Perla, La Rivera y el D2”, principales centros clandestinos de la provincia. Llegaban “encapuchados, atados, golpeados, con patologías diarreicas, hepáticas y asmáticas”, precisó. Agregó que presentaban los “genitales picaneados, estaban sin uñas” y que en las mujeres eran notables las “lesiones vaginales y en los pechos”.

“Era normal que Alsina golpeara en forma salvaje a los presos”, recordó Fonseca. Agregó que en muchas golpizas lo acompañaba el cabo Miguel Angel Pérez, otro de los acusados. Apuntó que la seguridad de los presos políticos estaba a cargo de gendarmes y que los militares se encargaban de los “traslados”, es decir las ejecuciones. “Yo trataba de no tener contacto con militares”, dijo. “Los internos me ubicaban, no yo a ellos. Cuando iban a ser trasladados me decían ‘Julio, no vuelvo más’”, contó.

Sobre el asesinato de Moukarzel, recordó que “estaba nevando cuando llegué a la cárcel y sentí gritos desde el patio”. “Después veo que era Moukarzel que estaba estaqueado. Le echaban agua fría y le pegaban patadas. Alsina me dice ‘lo estamos matando’ y me pide que lo vea”, relató. Mientras controlaba los signos vitales del preso fue testigo de las “patadas, bayonetazos y bastonazos” de Alsina. “‘Es el hijo de puta más grande’, me decía.” Por la noche Fonseca intentó reanimarlo con oxígeno en la enfermería. Al verlo, Alsina “me empujó contra una pileta y me dijo ‘dejalo que se muera’”. Ya ante el cuerpo sin vida, Alsina le decía “me la pagaste, hijo de puta”, recordó.

Fonseca identificó en las torturas a “detenidos especiales” al ex cabo Pérez, reconocido por varios ex presos como autor del disparo que mató a Raúl Bauducco durante una requisa. El testigo confirmó que escuchó el tiro y supo que habían matado a Bauducco, pero no presenció el crimen. En otro tramo de su declaración, Fonseca dijo que visitaron la UP1 el fallecido cardenal Primatesta y Menéndez, y consideró que ambos conocían la situación del penal. “Menéndez estuvo. No lo vi de frente pero sí de espalda, junto al cardenal Primatesta”, fueron sus palabras.

Cuando concluyó el testimonio, Alsina pidió la palabra e intentó descalificar al enfermero, a quien aseguró no haber conocido. “Estoy escuchando grandes mentiras. Hay una enorme confabulación, me quieren mostrar como lo que no soy ni fui nunca”, manifestó Alsina, quien se definió como “blanco preferido” de los testigos. “Soy inocente y voy a defender con verdad mi inocencia y mi decencia”, sostuvo, y pidió un careo con Fonseca, sobre el que ahora deberá pronunciarse el tribunal cordobés.

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