“No hemos salido del default todavía para el mundo, porque se sale no cuando uno quiere, sino cuando los otros se lo reconocen. Y eso todavía no ha sucedido. Es tarea por venir, es la tarea a cumplir. Es una responsabilidad que este gobierno se impuso, lo estamos cumpliendo paso a paso sin tomar un centavo de préstamo”, fue la conclusión del jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, después de cuatro horas de responder preguntas y repreguntas de los diputados. La situación económica y la seguridad fueron los ejes de los cuestionamientos opositores. La acusación de Fernández a una asesora de la diputada Fernanda Gil Lozano de “boicotear” en los foros internacionales la política argentina contra la trata de personas provocó que la Coalición Cívica se retirara del recinto. El mismo camino siguió el bloque de Proyecto Sur, algunos peronistas disidentes y radicales. El oficialismo acusó a los diputados que se retiraron de asumir la “intención manifiesta de hacer fracasar la sesión”. Durante un poco más de una hora, Fernández expuso sobre los cinco ejes temáticos elegidos por los diputados. “Inflación, inseguridad y pobreza”, sugeridos por el Grupo A, y “deuda externa y canje de deuda”, empujados por el oficialismo. El jefe de Gabinete desechó los números que esgrimió la oposición y sostuvo que si la inflación fuera del 30 por ciento los empresarios que toman créditos al 14 “lo estarían licuando todos”.

Sostuvo que la “tensión inflacionaria” es producto de “la puja distributiva” entre empresarios y trabajadores y que “el Indec no aumenta los precios”, en una crítica velada hacia los empresarios formadores de precios. Luego afirmó que la discusión sobre el Indec “es metodológica” y que se ha demostrado que no hay alteraciones en el Indice de Precios al Consumidor (IPC). “Sacamos del IPC ítems como salmón rosado, rosas de 30 centímetro de tallo, vacaciones en Cancún y viajes al Carnaval de Brasil, gastos en universidades privadas”, detalló para convalidar los cambios metodológicos, aunque admitió que también se quitaron “servicio doméstico, porque no había cómo medirlo, porque la mayoría estaba en negro” y algunos “cuestionables” como los cigarrillos.

Fernández repasó las medidas sobre seguridad bancaria que discute la comisión que se conformó con las entidades crediticias, la Policía Federal, sindicatos de bancarios y camioneros. Comparó estadísticamente los homicidios –“los hechos que sí o sí se denuncian”– con el resto de los países, donde la Argentina puede exhibir uno de los promedios más bajos a escala mundial. Pero aseguró que con eso no intentaba “minimizar” el dolor de una familia víctima de un delito de esas características.

A medida que el ministro avanzó en el tema de seguridad desató los primeros chispazos con los opositores. Sobre narcotráfico dijo que “nunca se hizo tanto sobre este tema como durante este gobierno” e insistió en que la Argentina “sigue siendo un país de tránsito” porque “como mercado de consumo no es apetecible para los traficantes”. “Es un país de consumo”, gritó la cívica Gil Lozano desde su banca.

Enseguida, Fernández se refirió a la trata de personas y sostuvo que “hay ONG que siempre hablan en contra del país y voy a dar nombres: Mercedes Assorati, Sara Torres, empleada de la diputada Gil Lozano, y Fernando Mao...”. Fernández no pudo terminar la frase. “Lavate la boca antes de hablar de Torres”, gritaba Gil Lozano desde el pasillo mientras sus compañeros de bloque se levantaban para retirarse del recinto en señal de repudio. La oficialista Patricia Fadel, que presidía la sesión, intentó poner paños fríos: “Les pido por favor que se sienten”, arrancó. Pero luego les dijo: “Están buscando cualquier pretexto para irse”.

Fuera del recinto, los diputados de la CC se reagrupaban frente a las cámaras de TV. “No vamos a permitir que Fernández nos insulte”, dijo Horacio Piemonte, coincidiendo con la decisión adoptada un día por Elisa Carrió, quien directamente no fue al recinto. “A la primera trabucada nos retiramos”, habían afirmado en el bloque cívico. “Hay que recordar que Fernández se escondió para evitar ir preso y ninguna de las personas que nombró estuvo prófuga de la Justicia”, intervino Fernando Sánchez.

“Queremos que la sesión transcurra en tranquilidad, queremos cooperar”, dijo Eduardo Macaluse de Proyecto Sur y pidió que el ministro retirara lo dicho, bajo la amenaza de “si esto no es así, nos solidarizamos y nos vamos”. El radical Oscar Aguad apoyó el reclamo. “No hizo ninguna referencia sobre la diputada, sino a su asesora. Están buscando un artilugio”, respondió el jefe del bloque K, Agustín Rossi, y añadió: “Quédense a escuchar al jefe de Gabinete, que es lo que piden siempre”.

“Si quieren sacarlo de la versión taquigráfica, no tengo problemas. No me referí a la diputada Gil Lozano, a la que no conozco, pero no voy a rectificar lo que dije”, sostuvo Fernández. Los diputados de Proyecto Sur abandonaron el recinto. Los siguieron algunos peronistas disidentes y la radical María Storani, aunque el resto de su bloque no la acompañó.

El jefes de los diputados PRO, Federico Pinedo, también tuvo su cruce con el jefe de Gabinete. Pinedo le preguntó al ministro “si había iniciado algún sumario o investigación después de que Ciro James le pidió a los jueces (de Misiones) escuchas por ser de la Federal”. “No tenemos intenciones de meternos en el tema, pero fue (Mauricio) Macri quien dijo en Mendoza que a James se lo pusimos nosotros. Era un auxiliar de cuarta, es el cargo, no es peyorativo. Los casetes nunca fueron a la Federal”, replicó Fernández.