Viernes, 22 de octubre de 2010 | Hoy
EL PAíS › LA PRESIDENTA DEFENDIO LA POLITICA DE NO USAR LA VIOLENCIA CONTRA LAS PROTESTAS
Cristina Kirchner sostuvo que prefería pagar “mil costos políticos” antes de que la policía reprima las protestas y reclamó que no se manifieste “con palos o armas”. Los funcionarios eligieron un “prudente silencio” y reclamaron que se esclarezca el asesinato de Ferreyra.
Por Julián Bruschtein
“Prefiero mil costos políticos por no reprimir antes que tener que lamentar la muerte de un argentino”, aseguró ayer la presidenta Cristina Fernández de Kirchner ante las críticas por el accionar policial en el enfrentamiento entre trabajadores ferroviarios que terminó con un muerto y tres heridos de bala. En esa dirección, sostuvo que “hay algunos que hace mucho tiempo que buscan un muerto en la Argentina y como no lo pudieron lograr desde las fuerzas de seguridad comandada por los sectores políticos de la democracia, aparecen bandas”. La Presidenta repitió su compromiso para que “se descubran los autores materiales e intelectuales” del asesinato del militante político Mariano Ferreyra. El ministro del Interior, Florencio Randazzo, repudió los hechos y le adjudicó el accionar “a la mafia asesina y la locura organizada”.
El día después del asesinato del militante del Partido Obrero a manos de integrantes de la Unión Ferroviaria, la Presidenta volvió a defender enfáticamente la política de no reprimir en las manifestaciones que se mantienen en los dos gobiernos kirchneristas. “Los que creen que reprimiendo se muestra autoridad, yo digo que no, eso no es autoridad”, señaló la primera mandataria en un acto en la Casa de Gobierno por la presentación de un programa de capacitación para trabajadores de la construcción que contó con la presencia de dirigentes sindicales de la CGT. Fue allí cuando recordó que “de hecho no hubo un gobierno que soportara cortes de rutas por cuatro meses, desabastecimiento y bloqueos y que no hubiera ni un solo rasguñado”, aludiendo al conflicto por las retenciones móviles con las asociaciones empresarias del campo.
Con la multitudinaria marcha en repudio por la muerte de Ferreyra de fondo en la Plaza de Mayo, Fernández de Kirchner igualmente defendió “las manifestaciones sociales, aun las que son en contra del propio Gobierno, pero eso sí: no me gusta vivir en una Argentina donde se salga a manifestar con palos o armas”.
En la Casa Rosada, la mayoría de los funcionarios mantuvieron un “silencio respetuoso” durante la jornada. “Estamos impactados por la muerte del militante”, aseguró a Página/12 una fuente del Gobierno. La percepción en el interior de la Casa de Gobierno era que se enfrentaban a un problema “casi ajeno a la gestión”, pero que se estaba tratando de “instalar a presión” como si fuera culpa del Gobierno. Por eso en los actos oficiales “se mantuvo prudencia con las declaraciones que realizaron los funcionarios” del oficialismo durante el día de la muerte de Ferreyra. Bien temprano, el ministro Randazzo ya había opinado sobre el tema de manera tajante. “Que la Justicia investigue hasta las últimas consecuencias este crimen aberrante, cometido por una mafia asesina que no es la primera vez que actúa con estos métodos”, aseguró el bonaerense, condenando duramente a los grupos que dispararon sobre los trabajadores ferroviarios tercerizados que estaban acompañados por algunos partidos de izquierda.
La sospecha sobre las motivaciones políticas que podría tener el ataque que provocó la muerte del joven de 23 años a manos de los seguidores del dirigente sindical ferroviario José Pedraza también fue abordada por la Presidenta. “Hay algunos que hace mucho tiempo que buscan un muerto en la Argentina y como no lo pudieron lograr desde las fuerzas de seguridad comandada por los sectores políticos de la democracia, aparecen bandas”, sugirió, aunque sin realizar señalamientos. “Démosle el crédito de que hay móviles políticos mas allá que todos sepamos las cosas que han ocurrido en el país y los personajes que actuaron”, agregó la Presidenta, cubriendo con un manto de sospecha el hecho.
Sin embargo, el jefe de Gabinete, Aníbal Fernández, fue terminante con las versiones que circularon sobre la presunta vinculación del ex presidente Eduardo Duhalde con la muerte de Ferreyra. “No pienso eso y no tengo nada por qué decir semejante cosa”, afirmó y agregó que en casos como éste “no se puede ser contemplativo. Hay que ir a fondo. Estamos investigando con nuestros profesionales de la mejor manera. Hay que encontrar a los responsables materiales por un lado, y a los intelectuales, sindicales o políticos si los hubiera, y sancionarlos con toda dureza”.
Fernández realizó también una defensa del operativo que la policía mantuvo durante el enfrentamiento de los trabajadores del ferrocarril. “El peor enfrentamiento se produce en la estación Avellaneda, que logra ser detenido por la Policía Federal. A partir de eso, los grupos se separan: unos se van por Mitre o Pavón y los otros por las vías cruzando hacia Capital”, explicó gráficamente y agregó que en el lugar del asesinato no había “posibilidad de acceder los móviles de ninguna manera”.
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