Viernes, 11 de febrero de 2011 | Hoy
EL PAíS › LA TRAYECTORIA DEL SECRETARIO GENERAL DE LA UATRE
Gerónimo Venegas lidera las 62 Organizaciones Peronistas y es uno de los puntales del proyecto presidencial de Duhalde. Necochea es la base de su poder político y económico.
Por Gustavo Veiga
Los años terminados en uno han sido mojones en la vida de Gerónimo “Momo” Venegas. El líder de las 62 Organizaciones Peronistas y la Uatre detenido ayer nació el 22 de agosto de 1941 en Necochea. En 1981 accedió a la secretaría general de la Unión de Trabajadores Rurales en la seccional de su ciudad natal y en 1991 lo ungieron 191 de los 194 delegados presentes al frente del gremio en el orden nacional. Aunque en este caso es negativo, 2011 continúa esa línea de episodios fundacionales por el operativo que culminó con su detención en la causa de la mafia de los medicamentos. Camino a cumplir 70 años, el hombre que junto a Luis Barrionuevo lidera el espacio gremial que apuntala las aspiraciones presidenciales de Eduardo Duhalde, es uno –entre tantos– de los dirigentes sindicales de origen peronista y posición desahogada.
En las playas de Necochea y sus alrededores, Venegas construyó su base de poder político y económico. El ascendiente que tiene sobre una parte de esa comunidad se vio reflejado en las recientes protestas que remedaron los cortes de ruta de las patronales agropecuarias en 2008. Militantes de la Uatre interrumpieron el tránsito en los accesos a la ciudad balnearia sobre las rutas 88, 86, 227 y 228 en repudio a su detención. Algunos medios como DiarioNecochea.com titularon la noticia de su arresto “Embestida K: Oyarbide detuvo al ‘Momo’ Venegas”. Como fuere, el sindicalista extendió hace más de dos décadas su influencia a la política nacional. Maneja casi todos sus asuntos desde la sede de Uatre, ubicada en el centro porteño, donde lo detuvieron por la mañana.
Fileteador, aprendiz de herrería, boyero, ordeñador, esquilador, peón, alambrador, tropero, palero y estibador, todos esos oficios juntos –según sus propias palabras–, cultivó durante su infancia y juventud. Hoy, alejado de las duras faenas rurales, combina su tiempo entre las 62 Organizaciones, su gremio, el armado del Peronismo Federal y varios emprendimientos.
Médano Blanco es una obra en la que Uatre habría invertido unos 20 millones de pesos para brindarles a sus afiliados aguas termales de 41 grados con innegables propiedades curativas y el complemento campestre de esparcimiento ideal: el antiguo casco de una estancia con laguna incluida. La inauguración de las obras en Necochea está prevista para mediados de año. La construcción del complejo fue adjudicada a la empresa Vector Construcciones SRL. Cuando el proyecto más ambicioso de Venegas fue presentado, el gremialista eligió como escenario el salón cubierto de la Sociedad Rural local. No en vano, la regional de la CGT que controla el Momo en su ciudad natal, durante un plenario realizado el 26 de marzo de 2008 y en pleno conflicto entre el gobierno nacional y las organizaciones agropecuarias, respaldó con todas sus fuerzas el lockout patronal.
Además de sus cargos en las 62 Organizaciones y la Uatre, conduce el Renatre (Registro Nacional de Trabajadores Rurales y Empleadores) y ocupa la Secretaría de Interior de la CGT. Esa multiplicidad de funciones no le impide descuidar la supervisión de Médano Blanco, para lo cual viaja los fines de semana a Necochea en un taxi aéreo, cuyo costo en dólares asciende a una cifra de cuatro dígitos. Venegas tiene varias inversiones personales allí, aunque son terrenos de dimensiones holgadas y no propiedades a su nombre. Lo curioso es que en la Municipalidad local figuran en condición de baldíos. El más grande tiene una superficie de 720 metros cuadrados (36 por 20) y está ubicado en la vecina Quequén. La casa donde reside cada vez que llega a la costa está ubicada en 61, entre 80 y 82. Oyarbide la allanó ayer, noticia de la que dieron cuenta los medios locales.
El sindicalista que dice denunciar la trata de personas en el campo, una calamidad muy extendida en estos días producida por empresas como Nidera, Southern Seed Production (SSP) y Satus Ager, no ha podido influir en todos estos años para moderar los efectos de la ley 22.248, ideada por Alfredo Martínez de Hoz durante la última dictadura cívico-militar. Esa norma ni siquiera contempla la jornada laboral de ocho horas y hasta permite el pago del salario en especies. Este año se discutirán en el Congreso dos proyectos para reformar la norma. Uno presentado por el Poder Ejecutivo y el restante por la Uatre. La prédica del gremio que “lucha contra una cultura de más de cien años de trabajo en negro, de mano de obra no registrada y de trabajo infantil”, a juzgar por las transnacionales que explotan a los peones rurales, está muy lejos de materializarse.
Venegas, quien según su propia biografía permaneció en Uatre hasta el golpe del ’76, donde había empezado en 1968 (su primer cargo fue el de secretario de Actas, Prensa y Propaganda de la seccional Necochea), señala en su propia biografía que “conoció, como miles de argentinos, la persecución, la cárcel por la defensa de sus ideales y la lucha clandestina”. Sus adversarios dicen que se mantuvo oculto en el campo, donde priman ahora condiciones de trabajo propias de la esclavitud. Condiciones que el sindicalista pareció olvidar en agosto de 2010, durante una disertación en IDEA (Instituto Empresarial de la Argentina), cuando dijo: “Si les va bien a los productores, nos va muy bien a los trabajadores”.
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