La Unión Ferroviaria (UF) convocó a un paro de trenes desde la hora cero hasta el mediodía en repudio a la detención de su titular, José Pedraza, en la causa por el crimen del militante Mariano Ferreyra. El sindicato desoyó así la intimación del Ministerio de Trabajo, que advirtió que la medida viola la conciliación obligatoria dispuesta por la cartera laboral y como tal podría costarle la personería al gremio. La huelga, anunciada horas antes de que la jueza Wilma López rechazara el pedido de excarcelación de Pedraza, afecta a la mayoría de los ramales que unen la Capital Federal con el Gran Buenos Aires. Las líneas Sarmiento y Belgrano Norte ya anticiparon que intentarán garantizar el servicio.

“Continuando el plan de movilización, se ha dispuesto paralizar las tareas entre la cero y las doce horas del día 25 de febrero”, anunció el gremio ferroviario mediante un comunicado en el que calificó la medida como “una defensa de la Unión Ferroviaria”.

Conocida la noticia, el ministro de Trabajo, Carlos Tomada, advirtió que el paro incumplía la conciliación, aunque estimó que la antelación con la que se hizo el anuncio “nos da una posibilidad de que podamos intervenir y ver si se puede superar”. Inmediatamente, su dependencia inició gestiones “por todas las líneas” con el gremio, que culminaron con una intimación en donde se le recordó la vigencia de la conciliación “dictada el 22 de febrero por quince días”, según explicaron a este diario fuentes de la cartera.

De acuerdo con la ley laboral, la conciliación obligatoria implica que hasta su vencimiento las partes no podrán adoptar medidas de acción directa. De incumplirla, el Ministerio de Trabajo podrá multar al sindicato o incluso quitarle su personería gremial. Tomada reconoció que esto último sería “una medida extrema”, pero que “está presente porque así debe ser frente al no acatamiento de la conciliación”.

Sin embargo, la advertencia no fue suficiente y la confirmación de la prisión preventiva del líder ferroviario llevó al gremio a ratificar la medida de fuerza. En este marco, el secretariado de la UF emitió otra declaración en la que sostuvo que confía “en la Justicia”, pero criticó al Partido Obrero –al que pertenecía Ferreyra– por “erigirse en juzgador de conductas, justiciero por mano propia”. “Los enemigos históricos del sindicalismo se valen de esa descomunal distorsión de la verdad para arremeter contra el conjunto de las organizaciones”, exclamaron sus dirigentes.

La postura de la conducción dista de ser compartida por todos los afiliados al gremio. “Los únicos que desprestigian el orgullo de ser ferroviarios son los que roban y matan para mantener sus negociados, como Pedraza y Fernández”, le respondieron Claudio Carreño y Estela Dines, dirigentes de la Lista Violeta. “Obviamente las bases no se van a sumar para apoyar a un asesino”, remarcó por su parte Andrés Padellaro, delegado de la Bordó.

La Fraternidad, que representa a los maquinistas, aclaró que no acompaña la huelga: uno de sus principales dirigentes, Horacio Caminos, dijo que “el conflicto es ajeno a nuestro sindicato”, pero de todas formas puso en duda el funcionamiento de los trenes.

El delegado de la línea Sarmiento, Rubén Sobrero, afirmó que hoy el servicio “va a funcionar tranquilamente”. “Todos los trabajadores discutimos y no vamos a defender algo que es indefendible a los ojos de la sociedad –aseguró en declaraciones radiales–. No se puede permitir que no se investigue a fondo lo de Mariano Ferreyra, sería una barbaridad.” Sobrero destacó la decisión de la jueza de mantener preso a Pedraza y sostuvo que “hacer un paro para presionarla me parece absurdo”.

La UF tampoco obtuvo el apoyo de la Mesa Directiva de la CGT, que en su cumbre de ayer evitó analizar el arresto del líder ferroviario. Sus integrantes se limitaron a decir que “la Justicia está interviniendo”.

El martes, el gremio ferroviario interrumpió totalmente el servicio de trenes de la línea Roca y de manera parcial la línea Mitre. Frente a esa medida sorpresiva, el Gobierno dispuso doscientos ómnibus para que los usuarios pudieran trasladarse a sus casas, aunque bien entrada la tarde la UF levantó la protesta al acatar la misma conciliación que ahora desoye.