Su nombre se hizo conocido luchando contra la impunidad de la voladura de la fábrica militar de Río Tercero. Tras varios años de dar batalla contra el cáncer, ayer murió la abogada cordobesa Ana Gritti, viuda de uno de los muertos por la explosión que habría encubierto el tráfico de armas a Croacia y Ecuador, uno de los mayores escándalos del gobierno del ex presidente Carlos Menem y cuya causa judicial lo llevó a prisión. Sin embargo, el fallecimiento de la principal impulsora del esclarecimiento del caso llega a poco de la prescripción del mismo.

Quienes conocieron a Gritti la recuerdan por sus modos cálidos a pesar de la tragedia que la marcó. “Si la justicia llega después de mucho tiempo, ya no es justicia”, había dicho recientemente al diario La Voz del Interior. Gritti ejerció como abogada durante 36 años y llegó a ser presidenta de la Federación de Colegios de Abogados y del Colegio de Abogados de Río Tercero. Fue autora del libro Río Tercero, un crimen sin nombre... publicado, donde volcó su investigación en relación con las causas de las explosiones en la fábrica militar. Allí murió su esposo, Hoder Dalmasso, una de las siete víctimas fatales de aquel episodio, que además produjo 300 heridos. La versión oficial de lo que ocurrió el 3 de noviembre de 1995 en Río Tercero apuntó a un accidente, pero por impulso de Gritti y también de la fiscalía los informes y pericias lograron ser orientados hacia la hipótesis de un hecho intencional. De acuerdo con esa teoría, la explosión habría sido un ardid para ocultar un faltante de armas en el caso del tráfico a Ecuador y Croacia. Sin embargo, en noviembre la causa quedó a un paso de la prescripción cuando la Sala II de la Cámara de Casación aceptó un recurso presentado por dos de los imputados, los ex militares Jorge Antonio Cornejo Torino y Marcelo Diego Gatto. Dos veces había llegado a juicio oral, pero nunca pasó esa etapa.