Carlos “el Indio” Castillo, integrante de los grupos de tareas de la dictadura, ex carapintada y ex hombre de confianza de Aldo Rico, fue detenido en Villa General Belgrano (Córdoba) por pedido de la Justicia de La Plata, que lo investiga por un crimen cometido poco antes del golpe del ’76. Estaba prófugo desde hacía cinco meses y con pedido de captura internacional. La Interpol lo descubrió en una casa de aquella ciudad turística, ubicada a 90 kilómetros de la capital cordobesa, donde se movía con un documento de identidad falso, acompañado por una mujer y un chico menor de edad, quienes quedaron preventivamente a disposición de la Justicia.

Castillo es investigado por el secuestro y asesinato del titular del gremio de trabajadores del Hipódromo de La Plata, Carlos Antonio Domínguez, ocurrido el 12 de febrero de 1976. Aquel día, cuando faltaba menos de un mes para el golpe de Estado, Domínguez fue sacado de su casa por un grupo de paramilitares de la agrupación ultranacionalista Concentración Nacional Universitaria (CNU), que Castillo integraba. El cuerpo del dirigente apareció en el Camino Negro, que lleva a Punta Lara, con cuarenta disparos.

Para todos estuvo claro desde el principio que el crimen había tenido un evidente motivo político. Domínguez había encabezado un conflicto en reclamo de un aumento salarial por el que el gobernador Carlos Calabró lo amenazó de muerte. La causa judicial por el asesinato está a cargo del juez federal Arnaldo Corazza, que para concretar la detención mandó un exhorto a su colega cordobés Ricardo Bustos Fierro.

El expediente se reactivó a fines del año pasado, cuando la esposa del estudiante de la Universidad de La Plata Leonardo Guillermo Miceli declaró en el juzgado que su marido había sido asesinado luego de ser secuestrado el 20 de abril de 1976 por un grupo de tareas que integraba Castillo.

Sobre su participación en la muerte de Domínguez existen pruebas desde 1976. Fueron obtenidas por la propia dictadura que, como la banda de Castillo se estaba cortando sola, lo mandó detener, acusándolo de secuestro y varios robos a mano armada. Al allanar la casa donde vivía, encontraron la máquina de escribir del dirigente del Casino, que su esposa reconoció formalmente en la comisaría.

Contra Castillo pesan muchas otras acusaciones. Pablo Díaz lo reconoció como uno de los secuestradores de La Noche de los Lápices, mientras que otros ex detenidos desaparecidos lo denunciaron como integrante de los grupos de tareas de los centros clandestinos de detención La Cacha y el Pozo de Banfield.

Antes, había participado de la Masacre de Ezeiza. También en 1975 formó parte, según Lilian Rodríguez, viuda de Eduardo Fromigué, de la banda de Aníbal Gordon, que asesinó a su esposo, a Juan Carlos Acosta y a Graciela Chej Muse.

En 1984 lo detuvieron por intentar secuestrar a un industrial en La Plata. Tenía en su poder una credencial como asesor del bloque de diputados peronistas. Acompañó a Aldo Rico en los levantamientos carapintadas y en 1991 lo agarraron con un arsenal a dos cuadras de la Quinta Presidencial de Olivos.

El ex intendente de Monte Caseros lo acusó de intentar matarlo –causa por la que estuvo en prisión– y lo denunció por organizar desde esa ciudad, y con otros miembros del Modin, el contrabando de armas, drogas y combustibles a Paraguay.

Castillo también tiene causas judiciales en el Paraguay por delitos de lesa humanidad, contrabando de armas, estupefacientes y combustibles, con un pedido de captura internacional pendiente.

Tras la detención de ayer, quedó alojado en el penal cordobés de Bouwer hasta tanto sea trasladado a La Plata.