SOCIEDAD › EL CASO G. B. Y LA INTERNA JUDICIAL

Días agitados en San Isidro

 Por Raúl Kollmann

La defensa de Guillermo Bártoli e Irene Hurtig denunció anoche que los fiscales y el propio Tribunal Oral pretenden detener hoy mismo al cuñado de María Marta al cambiar la acusación del juicio: en lugar de encubrimiento, participación en el homicidio. “No hubo ni indagatoria ni procesamiento ni acusaron nunca a Bártoli por semejante hecho. No nos dieron el más elemental derecho a la defensa y ahora quieren privar de la libertad a Bártoli sin la menor imparcialidad”, le dijeron a este diario fuentes allegadas a los letrados. Los familiares de María Marta García Belsunce señalaron que el fallo de ayer del juez Ricardo Costa es de la máxima contundencia, porque sostiene que no hay ninguna prueba de que Irene Hurtig o Guillermo Bártoli hayan estado en la escena del crimen en el momento en que se cometió y mucho menos que hayan participado del asesinato. Según Costa, las pruebas más bien demostrarían lo contrario.

La familia García Belsunce afirma que es víctima de una durísima interna en la Justicia de San Isidro.

- De un lado, los que hacen todo lo posible para que el ex fiscal del caso, Diego Molina Pico, no quede desairado ni en una situación profesional muy comprometida, porque en su momento no ordenó la autopsia y porque orientó la investigación pura y exclusivamente contra los familiares de M. M. Del lado de Molina Pico está un amplio grupo de fiscales que, además, se enfrentan con el cuestionado jefe de fiscales de San Isidro, Julio Novo, al que tratan de destituir. Es más, recientemente hasta pidieron una pericia psiquiátrica de Novo. Una parte importante de los jueces, aunque no la mayoría, también se sumó a este agrupamiento.

- Del otro lado se ubican numerosos fiscales muy críticos de la actuación de Molina Pico y una parte importante de los magistrados que están de acuerdo en cuestionar al fiscal por sus errores y por no investigar, entre otras pistas, la que aparecía con más evidencias: que un vecino y uno o más vigiladores entraron a robar a la casa de Carrascosa y M. M., ella volvió sorpresivamente después de suspender un partido de tenis, los encontró robando y, después de una pelea, la asesinaron porque, como es obvio, conocía a los ladrones.

En la defensa de Hurtig y Bártoli remarcaron ayer que el fallo del juez Costa, que sorpresivamente hizo un detallado análisis de protagonistas, testigos, horarios y pruebas, rechazó la prisión de la hermana de M. M. y contiene fuertísimas críticas a los fiscales.

- El juez señala que hay una testigo independiente, Catalina Vargas, empleada de Bártoli-Hurtig, que declaró desde el primer momento que escuchó una llamada telefónica (de Carrascosa) en la que pedía ayuda por encontrar a M. M. en la bañadera y que Bártoli y Hurtig salieron corriendo. El magistrado dice, entonces, que no dan los tiempos para que en esos pocos minutos hayan llegado a lo de Carrascosa, tuvieran la pelea con M. M., la mataran y llamaran a la ambulancia.

- También reitera el testimonio de otros dos testigos independientes, el estudiante Diego Piazza y su novia Delfina Figueroa, quienes ratificaron que estuvieron durante todo el partido Boca-River con Hurtig-Bártoli-Carrascosa y que una hora más tarde, aproximadamente, llegó Hurtig para pedir ayuda por ser estudiante de medicina y luego buscando junto con él a otro médico. El juez afirma que ese cuadro no se condice con alguien que cometió un asesinato y que, seguramente, intentaría que pocas personas vieran el cuerpo.

Más allá de estas cuestiones y otras señaladas por el magistrado en relación con los movimientos y horarios, Costa afirma que no hay pruebas de que Hurtig sea la mujer que estaba en la casa de Carrascosa cuando éste llamó a la ambulancia, que está en el expediente el ADN de los agresores y que no pertenece ni a Hurtig ni a Bártoli y que no existen evidencias de que haya planificado ni participado del crimen. Sin embargo, allegados a la defensa de Hurtig y Bártoli denunciaron que “no nos preparamos mañana (por hoy) para un juicio, con fiscales y jueces imparciales, sino para una ejecución. Y es producto de una interna en la que parece que no les importa el derecho ni lo ocurrido”.

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