Jueves, 2 de junio de 2011 | Hoy
EL PAíS › CFK Y BERLUSCONI DESTACARON “EL RELANZAMIENTO DE LA RELACIóN” ENTRE ARGENTINA E ITALIA
La Presidenta se reunió en Roma con su par italiano, Giorgio Napolitano, y con el primer ministro. Hubo una declaración conjunta celebrando “el fortalecimiento” de las relaciones bilaterales y quedó atrás el conflicto por los bonistas italianos.
Por Fernando Cibeira
Desde Roma
“Relanzar” resultó la expresión favorita ayer en Roma luego de los encuentros que Cristina Kirchner mantuvo con el presidente de Italia, Giorgio Napolitano, y con el primer ministro, Silvio Berlusconi. El paréntesis abierto en las relaciones bilaterales entre los dos países una década atrás por los bonistas italianos que sufrieron el default ayer se dio oficialmente por cerrado. Pese a encabezar gobiernos de signo opuesto, Cristina Kirchner y Silvio Berlusconi se prodigaron elogios y amabilidades. Luego, en una declaración conjunta, expresaron “su beneplácito por esta instancia de relanzamiento y fortalecimiento de la relación bilateral”. Hubo un intercambio de gestos acorde con esta nueva era. El gobierno italiano firmó el acuerdo por el que pondrá a disposición de Argentina toda la información de sus archivos sobre la represión en la dictadura. En tanto, la Presidenta participará hoy junto a otros cuarenta jefes de Estado de las celebraciones por los 150 años de la unidad italiana.
Debió correr mucha agua bajo el puente para llegar a la instancia de ayer. En principio, que la mayoría de los bonistas italianos aceptaran los términos del canje de deuda ofrecido por el gobierno argentino. Se calcula que de los 450 mil iniciales apenas quedan unos 20 mil bonistas que todavía pretenden seguir litigando. Un puñado de ellos protestaron el martes en la Via Veneto, confundiendo el día en el que se presentaría Cristina Fernández.
Por el lado argentino, luego de un par de intentos de Néstor Kirchner con la centrosinistra que encabezaba por entonces Romano Prodi, entendieron que si se quería llegar a alguna parte había que tragarse algunos prejuicios y conversar con Berlusconi, amo y señor de los designios de Italia durante los últimos años. Hay que decir que los buenos modales de Il Cavaliere ayudaron, siempre se preocupó de tener alguna amabilidad con la Presidenta cada vez que les tocó cruzarse por el mundo. Siempre mantuvieron una muy buena relación personal.
Luego hubo, en los últimos meses, un trabajo intenso de los cancilleres Héctor Timerman y Franco Frattini para apurar los tiempos, incluidos viajes a Buenos Aires y a Roma. Por eso, Timerman prefería decir que lo de ayer no era un relanzamiento porque las relaciones ya estaban relanzadas. Sin embargo, la expresión figuró dos veces en la declaración que distribuyeron los gobiernos y fue la que utilizó la propia Presidenta en el discurso que ofreció anoche ante empresarios.
El presidente Napolitano esperó a Cristina Kirchner en el centro de la Sala del Bronzino, en el primer piso del Palacio Quirinale, la augusta sede de la presidencia italiana. Detrás de ella, las banderas de Argentina, Italia y la Unión Europea. Más atrás, dos gigantes integrantes del cuerpo de la guardia presidencial que se caracterizan por su altura de basquetbolistas, el uniforme blanco y el largo penacho negro que corona sus cascos. Los presidentes se saludaron para los fotógrafos e intercambiaron algunas palabras de ocasión. Napolitano le agradeció que Argentina estuviera presente por los 150 años de la unidad de Italia y recordó la reciente conmemoración del Bicentenario. Cristina Kirchner hizo una mención a los históricos lazos bilaterales. “En nuestro país, los que no son españoles son italianos”, le dijo.
Aunque en un sistema parlamentario como el italiano el poder real lo tiene el primer ministro, la figura de Napolitano fue ganando peso por el prestigio ganado en las varias décadas que acumula como dirigente en un ambiente donde los escándalos son moneda corriente. Ex comunista, de 85 años, Napolitano siempre ha hecho gala de sobriedad y rectitud en su cargo y su voz es respetada.
Luego del saludo a los ministros de cada delegación pasaron a la Sala degli arazzi Lilla, con sus grandes tapices cubriendo las paredes casi en su totalidad. Podían elegir, el Quirinale tiene más de 1200 habitaciones. Como corresponde a un reencuentro, ni en esta reunión ni en la posterior con Berlusconi se tocaron asuntos que pudieran resultar conflictivos. “Con el tema de la deuda y los derechos humanos la Argentina saldó su deuda con Occidente. Es muy importante el rol que hoy tiene su país en el mundo”, elogió Napolitano, quien sacó a relucir el dato de que hacía nueve años que un presidente argentino no pisaba el Quirinale. El último fue Eduardo Duhalde, en 2002.
De acuerdo con el relato que luego hicieron Timerman, el ministro de Planificación, Julio De Vido, y el subsecretario de Comunicación, Alfredo Scoccimarro, Cristina Kirchner hizo una reseña de los temas que gusta desarrollar en el exterior, como los avances argentinos en desarrollo genético, en tecnología nuclear. Napolitano elogió los ocho años consecutivos de crecimiento de la economía nacional. Terminó diciendo que le gustaría visitar nuevamente la Argentina.
Entre un contacto y otro, el intervalo fue pequeño. El encuentro con Napolitano duró unos 45 minutos. Antes y después, el presidente recibió a otras delegaciones que llegaron para participar de los festejos de hoy. En ese sentido, en la comitiva argentina destacaron la deferencia de Berlusconi, que en medio de todas esas visitas sólo invitó a almorzar en el Palacio Chigi a Cristina Kirchner, en un encuentro que se extendió por dos horas y media.
Una delicatessen de palacio. Todas las mesas estaban adornadas con una bandera argentina, pero los platos llegaron decorados con la comida formando la bandera italiana: la ensalada caprese de entrada, la pasta de tres colores de plato principal y el helado de postre.
Berlusconi viene de sufrir una dura derrota en las elecciones distritales del domingo, donde perdió su tradicional bastión en Milán. Su alianza de gobierno continúa desarmándose y todo indica que llegó la hora del ocaso. Pero ayer, aseguraron los argentinos, no se tocaron temas de la política doméstica –ni de la italiana ni de la argentina–. Il Cavaliere se mostró tan vivaz como siempre.
El premier destacó los ámbitos donde Argentina e Italia mantienen coincidencias que –aunque a primera vista pueda parecer que no– son varios. Por ejemplo, en el G-20. El premier le contó a la Presidenta que en los diálogos que mantenía con otros jefes de Estado siempre se comentaban sus intervenciones en el organismo. “Argentina tiene un rol importante en el seno del G-20”, le aseguró. Otro lugar donde ambos países mantienen sintonía es en el grupo Unidos por el Consenso, donde se agrupan las naciones que reclaman un cambio en el Consejo de Seguridad de la ONU. Ese acuerdo quedó plasmado en la declaración conjunta de ayer. Los mandatarios “reafirman la voluntad de la Argentina y de Italia para continuar trabajando estrechamente en pos de una reforma viable y realista del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, que resulte en un Consejo más democrático, eficiente y representativo”, suscribieron.
Pero, a veces, las reconciliaciones se dan por un lado extraño. Los funcionarios que participaron comentaron que Berlusconi y Cristina Kirchner se mostraron muy entusiasmados con avanzar en acuerdos en materia de turismo y de televisión. En turismo, Berlusconi tiró la idea de crear paquetes “populares”, de ida y vuelta, que beneficien a los emigrantes italianos y sus familias subsidiados por el gobierno. Tal vez en un ejemplo que no le sea muy cómodo, mencionó que paquetes como ése ya se estaban poniendo en práctica, por ejemplo, con los italianos que estaban viviendo en Libia, que ahora podían viajar con un subsidio de 46 euros diarios. En cuanto a televisión, conversaron sobre la posibilidad de generar contenidos entre la RAI y la Televisión Pública argentina.
Pero si hubo un gesto de reconciliación que valoró el gobierno argentino fue la ratificación de la decisión del gobierno de Italia de permitir acceder a los archivos de su Cancillería, embajadas y consulados para saber con qué datos cuentan sobre la represión en Argentina. Pese a que era necesario ajustar las leyes italianas, en apenas cuatro meses consiguieron arreglar todo y ya se podrá poner en marcha el programa. “Es un gesto de amistad que valoramos del gobierno italiano –concluyó Timerman–. Esperamos que la apertura de los archivos de Italia y de otras cancillerías del mundo ayuden a explicar lo que sucedió durante la dictadura.”
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