Apenas rodó por el suelo la candidatura a presidente de Mauricio Macri, los dirigentes del PRO de las diversas provincias empezaron a negociar con otros candidatos para subsistir. Ante esta situación, ya fuera de control, la mesa nacional ejecutiva del macrismo dio libertad de acción en las provincias. El resultado le daría gusto a Jack The Ripper: en siete distritos el macrismo está cerrando con Eduardo Duhalde, en los tres de Cuyo con Alberto Rodríguez Saá, en otros tres centrales (Santa Fe, ciudad y provincia de Buenos Aires) se encaminan a no tener candidato a presidente e ir con boleta corta al matadero. Cuatro provincias están aún sin definirse y en otras siete el PRO no tiene incidencia real. De yapa, en dos provincias el macrismo va detrás de un candidato kirchnerista.

Esta semana, dos de los negociadores peronistas que designó Mauricio Macri, Humberto Schiavoni y Emilio Monzó, tuvieron un encuentro con Eduardo Duhalde. Allí cerraron algunos de los acuerdos provinciales, pero no le garantizaron el apoyo del jefe de Gobierno en la elección nacional. Es que Macri resolvió no dar a conocer a qué candidato apoyará hasta después del ballottage porteño, para no poner en peligro algunos de sus votos. “La opinión de Mauricio contará para la Capital”, dice con fastidio uno de los dirigentes provinciales del PRO.