Con algunas resistencias, la UCR bonaerense aprobó finalmente la alianza con el peronista disidente Francisco de Narváez, sociedad que se había conformado de hecho el fin de la semana pasado, con la presencia de Ricardo Alfonsín en un acto junto al Colorado. El diputado desparramó críticas a sus ex aliados, el socialista Hermes Binner y Margarita Stolbizer, y le puso el cuerpo a la decisión al abrir ayer el debate de la Convención partidaria: “Sé que lo que estamos proponiendo es una movida audaz y atrevida, que puede traer problemas a la UCR y al PJ. Pero no estamos dispuestos a dejar de hacer lo que creemos, que es lo mejor para el país por no cargar con culpas políticas”, argumentó el candidato presidencial entre los correligionarios. Un sector minoritario, encabezado por Federico Storani, se opuso al acuerdo y abandonó la convención luego de leer un documento crítico. Sin embargo, ratificaron su pertenencia al radicalismo. Hubo un breve incidente entre un grupo de militantes de la juventud y los hombres del puntero alfonsinista, Enrique Antequera.

La sociedad con De Narváez no pasó sin cuestionamientos el filtro del máximo órgano partidario de la UCR. Pero el esquema de alianzas tejido por Alfonsín, que incluyó a Leopoldo Moreau, Gustavo Posse y el cobismo le permitió aprobarlo por amplia mayoría. Poco después de arrancar su discurso, que duró cerca de una hora, Alfonsín se vio obligado a entrar en el tema más urticante y desplegar una serie de justificaciones, empujado por gritos y cuestionamientos que se escucharon desde afuera del salón del Teatro Ramírez Faure de Avellaneda.

“Tenemos que reunir electorados diferentes, con la UCR no alcanza”, empezó el candidato luego de repasar el proceso de crisis de los partidos políticos de 2001. En el alfonsinismo se palpaba cierto nerviosismo por un eventual desbande. En más de una oportunidad, los presentes recurrieron al grito de “Alfonsín, Alfonsín...” para tapar cantitos disonantes.

Los dardos de Alfonsín para Hermes Binner, que en ese mismo momento era proclamado candidato presidencial por el socialismo, cargaban con un veneno especial. “Un político de raza –señaló– jamás actúa con la mentalidad de un hombre de reserva.” El diputado le tiró por la cabeza con un pecado original en la constitución del Frente Progresista santafesino, la incorporación del Partido Demócrata Progresista y de un candidato vinculado al Opus Dei. Los alfonsinistas le achacan al PS que no usa “la misma vara” para su provincia que para Buenos Aires. Lo cierto es que De Narváez, que originalmente iba a sumar una lista de adhesión, se convirtió en candidato único y además amaga con ser un aliado a nivel nacional y no solamente a nivel distrital.

“Otra dirigente, hace dos años, no quería que yo fuera segundo en la lista de diputados para que fuera Mario Llambías –titular de Confederaciones Rurales– y ahora habla con Felipe Solá que fue segundo de De Narváez. Seamos serios”, disparó Alfonsín en relación con Margarita Stolbizer. Cuando ya había pasado a sus promesas como candidato, Alfonsín les respondió directamente a los que intentaron imponerse mientras hablaba. “No sé si vienen espontáneamente o son inducidos. ¡Qué democráticos! No es muy distinta la actitud a las agresiones que sufrió Raúl Alfonsín en la Sociedad Rural”, dijo, y despertó el aplauso de su hinchada.

Finalmente, el storanismo anunció que se quedará en el partido, más allá de sus disidencias. El titular del Comité bonaerense aseguró que “serán integrados en las listas”.