A pesar de los roces de los últimos días, el radical Ricardo Alfonsín compartió con su socio y candidato a gobernador bonaerense Francisco de Narváez el cierre de campaña del peronista disidente, con una recorrida por el partido de La Matanza, donde repartieron boletas de la Unión para el Desarrollo Social, la alquimia entre radicales y peronistas que busca pelearle el poder al kirchnerista Daniel Scioli. Acompañados por la vice, Mónica López; su jefe de campaña, Daniel Amoroso, y el titular de la UCR, Ernesto Sanz, ambos recorrieron las calles de San Justo. “A partir del resultado del domingo nos van a acompañar otras fuerzas políticas”, sentenció De Narváez, durante la media hora que duró la caminata.

Casi como una cábala, De Narváez repitió lo de la elección legislativa de 2009, en la que le ganó al ex presidente Néstor Kirchner y al propio Scioli. En aquella oportunidad repartió boletas en el distrito más poblado del conurbano bonaerense, lejos de los tradicionales actos del peronismo. En el último día de campaña, De Narváez reconoció que la presidenta Cristina Fernández “va a estar al frente” en la primaria del próximo domingo, aunque “no tiene ni remotamente los diez millones de votos que necesita en octubre para ganar en primera vuelta: hay segunda vuelta en noviembre y no continúa el kirchnerismo en el poder”, sentenció.

Consultado por la posibilidad de que haya un importante corte de boleta de sectores del PJ que se resistan a votar a un radical y viceversa, De Narváez aseguró que eso no va a suceder porque “la gente tiene decisiones tomadas” y los apoyarán “masivamente”. “En diciembre, con Ricardo Alfonsín en la Nación, (Mauricio) Macri en la Capital, yo en la provincia (de Buenos Aires), (Antonio) Bonfatti en Santa Fe y (José Manuel) De la Sota en Córdoba comienza una nueva etapa en la Argentina”, sostuvo De Narváez.

Alfonsín confió en que el resultado del domingo permitirá “sacar algunas conclusiones importantes, depende de la cantidad de votantes que haya” y defendió la alianza que hizo con el peronista disidente. “En política uno se tiene que acostumbrar a apostar fuerte, sin temor a las críticas y con coraje”, explicó.

Mientras estuvieron en La Matanza, los candidatos se saludaron con los vecinos y sacaron fotos. Una mujer se acercó a De Narváez con una foto en blanco y negro y le dijo que conocía a su familia de cuando trabajaba hace 30 años en Casa Tía (cadena de almacenes de propiedad de la familia de De Narváez). La caminata comenzó a las 17 y los candidatos se retiraron poco antes de las 18. El líder de Unión Celeste y Blanco mantuvo después actividades con dirigentes de su sector y encuentros con fiscales, y no concurrió al acto de cierre de campaña que hizo Alfonsín con dirigentes del radicalismo.