Martes, 11 de octubre de 2011 | Hoy
EL PAíS › LA DISCUSIóN SOBRE LA DISPONIBILIDAD O NO DE SALAS PARA REALIZAR LOS JUICIOS POR LA REPRESIóN ILEGAL
En la Ciudad de Buenos Aires, los jueces dicen que no se avanza más rápido con los procesos orales por delitos de lesa humanidad porque no hay salas adecuadas. Desde Casación replican que hay lugares suficientes. Los argumentos en pugna.
Por Alejandra Dandan
Un problema burocrático se convierte en un problema político cuando no se resuelve. Es el caso de las salas para los juicios orales de lesa humanidad, en el ámbito de la Ciudad de Buenos Aires. Los jueces suelen decir que no avanzan más rápido con los juicios o que no empiezan con el gran número de debates pendientes porque no tienen dónde hacerlos. Página/12 investigó quién es el responsable de la distribución de las salas, ¿dónde están?, ¿puede ser cierto que no se hagan juicios porque no hay espacio? Los resultados ponen la responsabilidad en cabeza de los jueces. Según la secretaría general de Casación, de quien depende la distribución de las salas: “Nunca hemos dicho ‘no’ a un pedido de salas”. La Cámara dice que no sobran salas pero hay. Si eso es cierto, y se usara el abanico de ofertas disponibles, podrían estar realizándose por lo menos dos juicios orales más en el ámbito porteño.
¿Hay que construir nuevas salas para los juicios de lesa humanidad? ¿Hay que salir a alquilar como sucede en La Plata o en San Martín? ¿Cuántos años más durarán los juicios a dos audiencias y media por semana como sucede en el caso ESMA? ¿Es realmente un problema de espacio?
“El juicio oral por los crímenes de Vesubio empezó sin que la sala estuviera lista”, dice Félix Crous, fiscal de ese juicio que terminó este año. “La sala estaba en un subsuelo de Comodoro Py, compartido con la sala de máquinas y la carpintería del edificio. Las víctimas llegaban y los familiares pasaban entre obreros cortando piezas, ése era el espacio jerarquizado que teníamos. Un tubo lindando con un pasillo de cemento cerrado, sin luz, semejante a cualquier cárcel. Se lo advertimos al Tribunal, nos preguntábamos si no se hubiese podido buscar un lugar mejor en una universidad o sindicatos que podían haber sido usados sin costo o a bajo costo, sin necesidad de pagar la fortuna que se paga en La Plata, pero el juicio se hizo, por eso el tema de las salas es un pretexto: antes no había jueces, ahora dicen que no hay salas, Kafka puro.”
Los juicios orales de lesa humanidad avanzan en ocasiones lentamente con tribunales atribulados por expedientes en cola de espera. Los jueces suelen enumerar distintas razones de las demoras como la falta de integración de los tribunales pero también el problema de las salas. El caso paradigmático es el del Tribunal Oral Federal N° 5 a cargo del juicio de la ESMA. Tiene en lista de espera el resto de los tramos de los crímenes de la Marina con algo más de 900 víctimas. A un ritmo de audiencias de dos días y medio por semana –o menos– cualquiera de esos tramos podría demorar tres o cuatro años. Los jueces dicen que no tienen salas donde hacer los debates, pero Casación dice que no es cierto.
El TOF 5 hace el debate en este momento en el salón Auditorium, conocido como la sala AMIA. Comparte el espacio con el TOF 6 de Plan Sistemático. Uno usa la sala lunes y martes y el otro jueves y viernes. Los miércoles lo comparten entre los dos. Son los únicos tribunales que realizan juicios de lesa humanidad en Comodoro Py. Los dos usan la misma sala cuando hay otros espacios disponibles en el edificio. Una situación que desde la secretaría general de la Casación consideran que puede tratarse más bien de un problema de “vidriera”: sólo aceptan la sala más pomposa de Retiro.
La provisión de salas de los juicios en el interior del país está a cargo del Consejo de la Magistratura. En la ciudad de Buenos Aires, en cambio, dependen de la presidencia de Casación a cargo de Angela Ledesma. Hasta que Casación no considere que hay problemas de salas, el Consejo de la Magistratura no puede salir a buscarlas. Pero en diálogo con este diario, Javier Carbajo a cargo de la secretaría general de Casación asegura que el problema no es de salas: “Las salas no sobran, pero hay”.
Con la lista de lugares en la mano, Carbajo repasa ubicación y capacidades. En Comodoro Py hay dos salones usualmente ocupados para las causas lesa humanidad. Uno es el Auditorium con el TOF 5 y 6 que como es la sala más requerida, también ellos en ocasiones se quedan afuera. Ahí se hizo la jura de jueces o Casación la usó para leer las resoluciones del caso Noble Herrera. También leyeron las sentencias por El Vesubio.
“Al comienzo se lo habíamos dado exclusivamente al TOF 5 para las causas, pero cuando vimos que sólo lo usaban dos días y medio de la semana, se lo dimos para compartir con otro tribunal –dicen en Casación–. Aun así muchas veces la sala está vacía, podría usarse desde las siete de la mañana hasta las diez de la noche, pero nadie lo hace.”
El otro salón del subsuelo es el que se usó para Vesubio, la sala SUM. Se acondicionó para los juicios, conecta el espacio con el Auditorium y hoy es usada por un Tribunal Oral Económico porque ninguno de los Tribunales de lesa humanidad la pidió. Un problema que esgrime el TOF 5 de ESMA sobre esa sala es que no hay cómo dividir al público: los familiares y víctimas se cruzan en la sala con los allegados de los acusados. Las víctimas consultadas por este diario consideraron sin embargo que el argumento no es válido porque la prioridad es el juicio. El TOF debería garantizar la seguridad, un eje que comparte Carbajo: “Los Tribunales tienen destacamento de policía a disposición, si los piden, responden”.
Además del Auditorium y la SUM hay otras dos salas más chicas: las salas A y B de la planta baja o salas de Casación, equipadas con tecnología de última generación, audio y video. La sala B tiene capacidad para 45 personas. Y si se necesitara más espacio, los acusados por ejemplo podrían seguir la audiencia desde la sala A conectados a una pantalla. Es decir, tampoco hay una excusa porque el espacio es muy chico: las salas tienen unidades de apoyo como sala de espera para testigos y de deliberaciones. Hay además otras salas más chicas que no están equipadas, algunas permiten el ingreso de veinte a treinta personas.
“Hay que olvidarse de las dimensiones del auditorio porque probablemente no haya otra sala así en toda América —dice Carbajo—: todos quieren ir al Auditorium pero nosotros nunca hemos dicho que no a un pedido de salas, si nos piden ese lugar sí nos negamos porque está ocupado, pero hay otras ofertas. Si los lugares del edificio no alcanzan o no sirven y se precisa mucho espacio, hemos gestionado la sala de audiencia de la Corte Suprema donde se hizo el juicio a las Juntas o Cromañón, esa sala ahora entró en refacciones pero nosotros no la volvimos a pedir porque nadie la pidió.” Hay además una sala más grande en la calle Lavalle 1165 al lado del edificio de los Tribunales Orales Criminales (TOC). La sala depende de Casación, son dos ambientes que se pueden hacer uno solo. “Ahí se hizo el juicio por las barras de River, tiene hasta una alcaldía para los detenidos y comunidades de apoyo.” ¿Se puede ocupar? “La sala está ocupada todo el año pero con juicios chicos, en el edificio funcionan 11 TOC y hay 6 salas de audiencia chicas, le dimos el uso de la sala más grande a un Tribunal para que lo administre pero les dijimos que cada vez que otro tribunal lo requiera por capacidad, la Casación podía disponerlo.”
La lista sigue. Hay una sala que podría usarse en el auditorium de los Tribunales Económicos de Avenida de los Inmigrantes. También hay un convenio entre la Corte Suprema y Derecho que permitiría usar las salas de la UBA. “Los juicios de lesa humanidad provocaron un cambio de paradigma –sigue Carbajo–: no se estaba preparado para eso pero se pueden llevar adelante, hay muchos juicios a la vez en este momento en Mendoza, en La Plata, dos en Mar del Plata y eso es importantísimo.”
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