Domingo, 18 de marzo de 2012 | Hoy
EL PAíS › EL EX GOBERNADOR HERMES BINNER Y SU SUCESOR, ANTONIO BONFATTI
Difieren a la hora de criticar o no al gobierno nacional. En el socialismo niegan roces, algunos hablan de “estrategia”, pero sus socios en el FAP se incomodan.
Mientras que el socialista Hermes Binner busca erigirse como líder opositor y referente de una propuesta política alternativa al kirchnerismo en 2015, su propio delfín, el gobernador de Santa Fe, Antonio Bonfatti, abandona la idea de confrontación con el gobierno nacional y se acerca a la Rosada para sellar acuerdos que contribuyan con recursos económicos a la provincia. La dualidad entre sus principales dirigentes comienza a preocupar a los socialistas, aunque niegan divergencias y lo asocian a la estrategia de gestión. “No hay diferencias, a Bonfatti lo veo cumpliendo con sus funciones y lo hace muy bien”, dijo ayer a Página/12 Binner (ver aparte). En cambio, la postura del gobernador incomoda a sus socios en el Frente Amplio Progresista (FAP), que izaron a la administración santafesina como estandarte de la coalición política.
El juego de las diferencias entre las posturas de Binner y Bonfatti frente al gobierno nacional comienza a ser motivo de preocupación entre las filas del socialismo. Lo que en principio parecía ser una estrategia común para “no perjudicar” a la gestión santafesina comenzó a generar dudas y a dar muestras de un distanciamiento entre ambos amigos y referentes del PS tras la sucesión al frente de la gobernación provincial.
Para quienes siguen de cerca la política doméstica santafesina, las señales no son alentadoras para la relación que ambos dirigentes forjaron durante décadas de militancia codo a codo. Ya no se los ve juntos en actos oficiales de Santa Fe ni compartirían encuentros privados donde solían fijarse posturas comunes para afrontar distintas situaciones.
Binner sigue cuestionando al gobierno nacional para posicionarse como el dirigente opositor capaz de encabezar una alternativa política al kirchnerismo en 2015. Bonfatti prefirió dejar de lado una postura beligerante con la Casa Rosada y tratar de acordar políticas que aporten recursos económicos y de infraestructura a la provincia.
En esa bifurcación de caminos entre el ex y el actual gobernador santafesino las diferencias comenzaron a hacerse más visibles. Binner denunció que el kirchnerismo “copó” el acto en Rosario por el bicentenario de la creación de bandera. Bonfatti y la intendenta de la ciudad, la también socialista Mónica Fein, que compartieron el escenario con la Presidenta, prefirieron no opinar sobre la convocatoria K.
Pocos días después, Binner criticó el discurso presidencial frente a la Asamblea Legislativa en la apertura de las sesiones ordinarias en el Congreso. Bonfa-tti, en cambio, elogió algunos de esos pasajes, especialmente el que CFK –en medio de sus críticas a los maestros– tomó como ejemplo la “importante” oferta económica que hizo el gobierno santafesino a los docentes en la paritaria provincial y que éstos rechazaron. La postura de Bonfatti tampoco cayó en gracia entre sus aliados de Unidad Popular, que integran el FAP y cuyos dirigentes mayoritariamente provienen del sector de la CTA enfrentado con el kirchnerismo.
Bonfatti luego se reunió en Casa Rosada con el jefe de Gabinete, Juan Manuel Abal Medina, y el propio vicepresidente, Amado Boudou, se sumó al encuentro. El gobernador buscó allí acordar una serie de obras para la provincia y la posibilidad de sumar otras. Bonfatti quiere dejar de lado la beligerancia contra el gobierno central. Prefiere venir a Buenos Aires y gestar acuerdos y no a litigar ante la Corte por los recursos coparticipables que la Nación le adeudaría, como solía hacerlo Binner.
La situación del gobernador santafesino tampoco es la más cómoda. No heredó de la gestión de Binner los recursos económicos que hubiera querido y afronta un delicado déficit de infraestructura energética que lo ha puesto en apuros desde que asumió. Su elección tampoco fue tan contundente y debe acostumbrase a negociar con un peronismo dividido pero que domina las dos Cámaras de la Legislatura provincial.
Por eso el gobernador también busca cohesionar el frente interno y fue sumando en estos últimos tiempos a dirigentes socialistas alineados con el actual jefe partidario y senador nacional Rubén Giustiniani. El mismo al que Binner enfrentó duramente en las primarias santafesinas para imponer al propio Bonfatti como su delfín político.
La decisión de Bonfatti de no confrontar abiertamente con el gobierno nacional incomoda a las otras fuerzas que integran el FAP que hicieron campaña con la gestión santafesina como faro. Especialmente cuando varias de ellas esperan que Binner asuma un rol más protagónico y duro contra la Casa Rosada, para no resignar ante el macrismo el papel de principal fuerza de oposición que consiguieron con el segundo puesto en la elección presidencial de octubre pasado, aunque lejos del kirchnerismo.
Sin embargo, no todos los aliados en el FAP juzgan con el mismo recelo la gestión de Bonfatti. Algunos de ellos se muestran solidarios con el gobernador, como Luis Juez. El ex intendente de la ciudad de Córdoba sabe lo que significa ser más flexible cuando se gobierna.
Los socialistas, en tanto, prefieren no hablar de diferencias entre Binner y Bonfatti y tratan de resolver todo puertas adentro. De eso se trató el congreso que el PS realizó este sábado en Buenos Aires (ver aparte). Allí, donde el ex gobernador aseguró que no hay roces o diferencias con su sucesor, se discutió de “política nacional”, después de la reunión que mantuvo su Comité Ejecutivo, y se comenzó a delinear el recambio de autoridades partidarias que se producirá este año. La idea es formar una lista de unidad que consagre a Binner como presidente del PS, para volver a ubicarlo en un lugar visible para la sociedad y promover su candidatura a diputado en 2013 como antesala a la elección presidencial de 2015.
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